El Arquitecto es la Clave del Proceso de Coordinación Dimensional

De Construmatica

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En la aplicación y difusión de la disciplina de la coordinación dimensional, el proyectista de arquitectura es la pieza clave del proceso, porque es precisamente él quien se ha implicado desde el primer momento, cuando se aborda con detalle la definición geométrica del edificio.

No podemos ocultar, sin embargo, que este esfuerzo inicial del arquitecto resulta infructuoso si el resto del sector se mantiene al margen y no se compromete también. Por eso es fundamental establecer progresivamente acuerdos multilaterales con:

  • Los urbanistas y gestores urbanos, porque las dimensiones de los edificios están condicionadas, en alto grado, por el planeamiento urbanístico (ordenación, normas y parcelación).
  • Los fabricantes de productos para la construcción, porque la oferta actual es inmensa, pero no está censada y presenta una disparidad dimensional extraordinaria.
Son muy pocos los sectores de producción de productos para la construcción en los que está vigente un acuerdo dimensional.


  • Los almacenistas y distribuidores de la construcción, que hacen posible que los productos estén disponibles en cualquier lugar, porque la actual dispersión de formatos de productos encarece su logística (exceso de referencias muy similares).


La disponibilidad de productos de construcción en las obras está muy condicionada por cada formato y su logística asociada.


Actualmente el arquitecto es, por ley, el único técnico competente para desarrollar y llevar a cabo proyectos de nuevos edificios de viviendas. Esa exclusividad le puede hacer caer en el error de considerarse indispensable y señor de la obra: sería, no obstante, una postura absolutamente incompatible con la realidad de los tiempos actuales, en un nuevo escenario donde todos los agentes de la construcción se organizan en torno al promotor, que es quien marca las pautas de todos sus proveedores.

En este nuevo organigrama, cada agente de la construcción, y el arquitecto es uno más de ellos, esgrime su autoridad y valía ante el promotor en función de los propios valores aportados y de los servicios prestados directamente a la obra o al resto de los proveedores.

Si el arquitecto proyectista quiere continuar siendo el líder intelectual del proceso de edificación y no convertirse en un mero requisito formal, ha de acercarse todavía más a las necesidades del resto de agentes del sector y transformar la documentación del proyecto en un instrumento que facilite desde el primer momento la coordinación entre todo el actual universo de oficios presentes en la obra.

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