Procedimientos Húmedos. Limpieza en Intervención de Fachadas

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La utilización de los procedimientos húmedos son habituales en la limpieza de fachadas.

En efecto, la proyección de agua sobre los paramentos constituye uno de los procedimientos tradicionales, si bien ha evolucionado positivamente en diferentes aspectos: la introducción de determinadas variables lo han convertido en un método menos agresivo y, como consecuencia, se controlan más los resultados.

Aspectos de los Procedimientos Húmedos

Temperatura del agua

La temperatura del agua es un factor importante a la hora de disolver la suciedad de las fachadas. Hace algún tiempo se utilizaba agua natural; después, agua caliente; y en la actualidad se proyecta vapor. Este cambio, que contribuye significativamente a la limpieza, constituye una de las aportaciones de estos últimos años. Sin embargo, los aspectos negativos se explican en el hecho de que la temperatura facilita las reacciones químicas de la contaminación y del material base, sobre todo en el proceso de desecación, que puede ser lento.

Presión del agua

El control de la presión del agua ha sido otra de las aportaciones recientes.

Inicialmente no se ejercía ningún control de la cantidad de agua proyectada ni de la presión con que proyectaba, la cual estaba en función de la distancia y/o de la presión de la red de suministro. Ahora, en cambio, la presión es controlada por máquinas que incluso tienen en cuenta la boca de la manguera, y que proyectan en forma de aspersión hasta llegar a la nebulización.

Es decir, los instrumentos nebulizadores han logrado reducir la cantidad de agua para conseguir resultados similares y, al mismo tiempo, han propiciado el control sobre la penetración del agua.

Éste ha sido uno de los problemas más difíciles de solucionar del procedimiento.

Métodos de secado

Es por ello que se ha complementado con métodos de secado:

Con el fin de minorar el alto grado de saturación de humedad y los problemas de eflorescencias que puede crear la eliminación del agua por evaporación posterior, se han utilizado secadores por aire caliente, pero esto introduce variaciones térmicas importantes (...) lo cual tampoco es beneficioso. ( Ortega, Francisco: La limpieza de las piedras de construcción. CSCA. Madrid, 1983.)

Es importante asimismo mencionar el uso de un detergente que ayude a disolver la suciedad. Aunque normalmente se utilizan detergentes neutros, lo correcto es adecuar el detergente tanto al tipo de suciedad que se pretende eliminar como al soporte. En el fondo, se trata de una práctica para facilitar la disolución y, como consecuencia, el tiempo de limpieza, pero también se debe tener en cuenta su posible reacción química con el material base. Existe la posibilidad de complementar la limpieza con agua descrita con un cepillado manual ejecutado con un tipo de hilatura agresivo para el soporte.

En los trabajos de restauración de elementos muy sensibles, el procedimiento normalmente es manual, con agua destilada, o bien con agua destilada, bicarbonato y cepillado a mano.

La limpieza con agua también se debe contemplar como un método auxiliar posterior a otros que presentaremos más adelante y que tienen como objetivo enjuagar productos disueltos aplicados con otros sistemas de limpieza.

Desventajas del procedimiento húmedo

No obstante, el procedimiento descrito puede resultar perjudicial para paramentos con cierta porosidad, como por ejemplo algunos tipos de piedra, obra vista, revestimientos con muchas juntas abiertas, etc.

En resumen:

Las altas presiones favorecen la acción mecánica y la atomización.

La nebulización y el vapor proyectado ablandan la suciedad, y, en última instancia, facilitan la limpieza con medios manuales.

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