Trabajos con Amianto de Notificación Obligatoria 2


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Descontaminación Personal

La unidad de descontaminación

La unidad de descontaminación debe ser el primer elemento que se instale en la obra y el último en desmontarse.

La unidad de descontaminación es esencialmente un vestuario limpio (a menudo denominado extremo limpio) separado por una puerta de cierre automático de una ducha que está conectada, a su vez, a otra puerta de cierre automático que da a un vestuario sucio (extremo sucio).

Funciona del modo siguiente: el personal se quita la ropa de calle en el extremo limpio y se coloca los equipos respiratorios y los trajes limpios, y avanza a través del compartimento de duchas hasta llegar al extremo sucio. A ser posible, el extremo sucio debe estar directamente conectado al confinamiento donde se estén realizando las operaciones de desamiantado mediante cámaras de aire.

En ambos extremos de la unidad de descontaminación debe haber espejos que permitan a los operarios comprobar que llevan bien puestos los equipos de protección respiratoria y los trajes.

Tras haber estado en el confinamiento (donde pueden haberse contaminado con amianto), los operarios regresan al extremo sucio, limpian sus trajes con un aspirador apto para amianto (de clase H) pero conservan puestos los equipos de protección respiratoria hasta que se hayan duchado y hayan limpiado la superficie exterior del equipo respiratorio.

En algunos Estados miembros (por ejemplo, en el Reino Unido), los trabajadores limpian los monos con aspiradores de clase H en la salida del confinamiento (o en la cámara de aire más próxima al confinamiento), en lugar de hacerlo en el extremo sucio de la unidad de descontaminación.

Todos los materiales potencialmente contaminados que se hayan desechado (como los trajes, en el extremo sucio de la unidad de descontaminación) o utilizado (las toallas o los filtros de las duchas) deben depositarse en una bolsa y evacuarse como residuos contaminados con amianto.

Normalmente, suele haber una sección de duchas situada entre el extremo sucio y el extremo limpio.

Las instalaciones más avanzadas pueden contar también con una sala intermedia adicional y una segunda sala de duchas. Esto permite descontaminar y desechar progresivamente los equipos de protección y refuerza la protección del «extremo limpio» contra la contaminación.

El hecho de disponer de dos duchas separadas también permite utilizar la primera ducha para lavar los trajes impermeables antes de quitarlos y la segunda, para el lavado final una vez que se ha desechado la ropa de protección.

El equipo de protección respiratoria se mantiene puesto hasta que se haya vuelto a lavar en la segunda ducha. La ropa interior desechable que se lleve puesta bajo el mono lavable debe depositarse en un contenedor y tratarse como residuos contaminados, mientras que los monos lavables se almacenarán en el compartimento central una vez lavados.

En un Estado miembro (Francia), se recomienda utilizar una unidad de descontaminación de cinco compartimentos aun en el caso de que se utilicen monos desechables, a menos que su instalación no sea posible en la obra en cuestión.

Como las unidades de descontaminación suelen ser unidades móviles, las instalaciones son normalmente muy compactas. Sin embargo, es importante que la unidad disponga de espacio suficiente para los trabajadores que hagan uso de ella y que cuente con instalaciones adecuadas, como bancos, para fomentar su uso apropiado .

La unidad de descontaminación debe disponer de un equipo de ventilación en depresión, con un gradiente de presión del extremo limpio al extremo sucio. En las duchas y el extremo sucio, se recomienda una tasa de recambio del aire de treinta veces por hora pero algunas normativas nacionales aceptan un tasa menor. En cualquier caso, cuanto mayor sea la tasa de recambio de aire, más diluido estará el amianto liberado.

Uso de la unidad de descontaminación

El uso correcto de la unidad de descontaminación es esencial para prevenir el riesgo de exposición.

Es importante que los trabajadores sepan cómo utilizarla correctamente y hagan prácticas de descontaminación física durante su formación (capítulo 7.2.4). El cuadro 12.4 ilustra el uso de unidades de descontaminación, tanto de cinco compartimentos como de tres.

Si usted emplea a personas que realizan trabajos de retirada de amianto o supervisa su trabajo, debe:

  • asegurarse de que reciben una formación adecuada sobre el uso de la unidad de descontaminación;
  • comprobar que los trajes, las toallas y los filtros desechables contaminados se depositan en bolsas en el extremo sucio y se tratan como residuos contaminados con amianto;
  • comprobar que la unidad está en buenas condiciones de funcionamiento, que cuenta con los suministros necesarios (agua caliente, gel de ducha, cepillos de uñas, toallas, etc.) y está protegida contra condiciones climáticas extremas (por

ejemplo, que no es posible que el agua se congele).

Si usted realiza trabajos de retirada de amianto, debe:

  • haber sido formado en el uso de la unidad de descontaminación;
  • saber cómo impedir que la contaminación se propague desde el confinamiento hasta el extremo limpio de la unidad de descontaminación y cómo aplicar correctamente los procedimientos de descontaminación, evitando así su propia

exposición al amianto en el proceso de descontaminación personal;

  • informar inmediatamente a un supervisor en caso de mal funcionamiento de cualquier unidad (falta de presión en la ducha, falta de agua caliente, avería del sistema de ventilación, etc.)

Unidad de descontaminación personal de cinco compartimentos y otra de tres

Ilustración de la descontaminación personal en una unidad de descontaminación de cinco compartimentos y en otra de tres.

 
Descontaminación personal en una unidad de descontaminación de cinco compartimentos y en otra de tres
 
Fotografía cedida por el INRS; copyright INRS
 
Fotografía cedida por el INRS; copyright INRS

Descontaminación con un aspirador de clase H, en la ducha con el traje impermeable y ducha posterior antes de retirar el equipo de protección respiratoria (fotografías cedidas por el INRS; copyright INRS).

 
Descontaminación con un aspirador en la ducha, foto cedida por el INRS; copyright INRS

Mantenimiento de la unidad de descontaminación

Para poder utilizarse en la obra, la unidad de descontaminación debe estar provista de un certificado de descontaminación (que confirme que no está contaminada como consecuencia de trabajos previos).

De la limpieza de la unidad de descontaminación debe encargarse una persona capacitada que lleve puesto un traje y un equipo respiratorio limpios. Los materiales contaminados (toallas, filtros, trajes, etc.) deben depositarse en bolsas e irse recogiendo empezando por el extremo limpio, de tal modo que el material contaminado se saque por el extremo sucio.

En el compartimento en el que los operarios se quiten el equipo de protección respiratoria deben efectuarse controles periódicos de las concentraciones de fibras en el aire (capítulo 16).

Al término de cada turno de trabajo, la unidad de descontaminación debe limpiarse a fondo. El extremo sucio debe someterse a controles periódicos de contaminación por fibras en el aire y, una vez concluidos todos los trabajos y antes de abandonar o desmantelar la obra, se debe efectuar una prueba completa de descontaminación (similar a la realizada en el interior de un confinamiento en el que haya amianto).

Tránsito entre una unidad de descontaminación separada del confinamiento y el confinamiento

En los casos en los que la unidad de descontaminación no pueda conectarse directamente al confinamiento, es preciso garantizar que el tránsito de operarios entre el confinamiento y dicha unidad no propague la contaminación por amianto fuera del confinamiento. Para este tipo de tránsito lo más conveniente es utilizar trajes desechables, en lugar de lavables.

El procedimiento de entrada en el confinamiento debe ser el siguiente:

  • Utilice la unidad de descontaminación (según lo descrito anteriormente) para quitarse la ropa de calle y ponerse el traje desechable (para su uso en el confinamiento) debajo del traje de tránsito, que deberá ser de distinto color al utilizado en el confinamiento para permitir que otras personas puedan identificarlo fácilmente. Póngase calzado

limpio para el tránsito al confinamiento. Inspeccione y compruebe el equipo de protección respiratoria, y ajústeselo correctamente utilizando para ello un espejo.

  • Desplácese hasta el confinamiento.
  • Quítese el calzado limpio y el traje de tránsito en el compartimento exterior de la cámara de aire de entrada al confinamiento. Cuelgue el traje en un gancho o deposítelo en los contenedores provistos para ello en el primer compartimento (no lo deje en el suelo).
  • Pase al segundo compartimento de la cámara de aire y póngase el calzado que vaya a utilizar en el confinamiento.
  • Pase al compartimento interior de la cámara de aire y entre en el confinamiento.

El procedimiento de salida del confinamiento debe ser el siguiente:

  • Limpie con un aspirador todo el polvo visible que se haya depositado en sus equipos de protección personal y respiratoria y en el calzado.
  • Desde el confinamiento, entre en el compartimento interior de la cámara de aire.

Cepille el calzado en un pediluvio. Limpie con una esponja o un trapo mojado el equipo de protección respiratoria utilizando un baño de agua separado.

  • Pase al compartimento intermedio de la cámara de aire. Quítese el traje y el calzado que ha llevado puestos en el confinamiento. Coloque el traje en la bolsa destinada a los residuos potencialmente contaminados con amianto o guárdelo para volver a utilizarlo después en el caso de que vaya a tomarse un descanso durante su turno de trabajo (por ejemplo, si está trabajando con temperaturas elevadas). No se quite el equipo de protección respiratoria.
  • Pase al compartimento exterior y póngase el traje y el calzado de tránsito, manteniendo puesto en todo momento el equipo de protección respiratoria.
  • Desplácese hasta la unidad de descontaminación siguiendo la ruta designada de tránsito (la cual debe establecerse al inicio de los trabajos y debe ser corta, directa y presentar el menor número posible de peligros como, por ejemplo, escaleras).
  • Entre en el extremo sucio de la unidad de descontaminación; quítese el calzado, todos los equipos de protección personal y la ropa que lleve debajo y que haya utilizado en el confinamiento. Mantenga el equipo de protección respiratoria puesto y con el motor en marcha.
  • Entre en la zona de duchas y siga manteniendo el equipo de protección respiratoria puesto y en marcha. Dúchese y utilice una esponja para limpiar el equipo de protección respiratoria sin dejar que entre agua en los orificios del filtro.
  • Una vez que haya limpiado el equipo de protección respiratoria, quíteselo y límpielo a fondo bajo la ducha. Retire el filtro del equipo de protección respiratoria y deposítelo en una bolsa para su evacuación como residuos contaminados con amianto.
  • Séquese con una toalla. Las toallas utilizadas antes de salir del compartimento de duchas no deben llevarse al extremo limpio (deben dejarse en el compartimento de duchas o desecharse como material potencialmente contaminado). Todas las toallas utilizadas deben tratarse como material potencialmente contaminado y desecharse o

limpiarse en consecuencia.

  • Termine de secarse con otra toalla en el extremo limpio.
  • Póngase el traje de tránsito (si va a tomarse un descanso) o la ropa de calle .
  • Salga por la puerta exterior limpia.

Técnicas de Supresión de Polvo

Principios de las técnicas de supresión de polvo

En los casos en que vayan a retirarse materiales que contengan amianto, deben utilizarse técnicas de supresión de polvo para impedir la dispersión de fibras de amianto en el aire.

Debe considerarse cuidadosamente la elección de la técnica de retirada, teniendo en cuenta su conveniencia para los trabajos en cuestión. Por ejemplo, las técnicas de desmontaje en húmedo son, por lo general, las más recomendables, pero pueden ser inadecuadas si hay equipos eléctricos o mecánicos en funcionamiento. Un Estado miembro recomienda cortar el suministro eléctrico de la red y trabajar con un grupo electrógeno independiente. Si hay sustancias químicas presentes, es preciso considerar los posibles peligros derivados de su reacción con el agua. Los agentes humectantes combinados con el agua pueden crear superficies resbaladizas, aumentando así el riesgo de resbalones y caídas, lo cual puede ser especialmente peligroso si se trabaja en altura. En condiciones climatológicas que favorezcan la congelación, puede ser necesaria la utilización de agentes humectantes anticongelantes.

La calidad de los equipos (utilizados para la supresión y el control de polvo) debe ser la adecuada (deben ser conformes a normas de calidad equivalentes a la PAS del Reino Unido [British Standards Institution]) y estos deben estar en buenas condiciones de funcionamiento y mantenerse convenientemente.

Desmontaje en húmedo

Los materiales que contengan amianto pueden humedecerse mediante distintas técnicas de aplicación:

Pulverización sin aire (para humedecer la superficie o para materiales finos y porosos), y

Mediante agujas de inyección para materiales más espesos o materiales cuya superficie sea impermeable.

Para humedecer el amianto eficazmente es preciso añadir al agua un agente humectante.

El método de inyección es adecuado para calorifugados y revestimientos proyectados y puede ser conveniente para otros materiales que contengan amianto cuya superficie sea impermeable (por ejemplo, un tablero aislante de amianto pintado). Las agujas de inyección pueden montarse sobre un tablero rígido (para tratar las superficies planas), o en un tubo flexible de suministro (para tratar las superficies curvadas o desiguales). Para los lugares inaccesibles puede precisarse una única inyección (montada en una varilla).

La inyección debe aplicarse con una presión baja (3,5 bar) de tal forma que el material que contiene amianto se humedezca por la acción capilar sin que se produzca un vertido de agua innecesario. La adecuada humectación de la totalidad del material requiere un tiempo suficiente. Si en el material quedan partes secas, las concentraciones de fibras de amianto en la atmósfera del lugar de trabajo serán mucho más elevadas.

El tamaño y la forma de las agujas debe seleccionarse en función de cómo se presente el material que contiene amianto; así por ejemplo, para revestimientos/aislamientos de más de 1 cm de espesor, conviene utilizar agujas largas con perforaciones a lo largo de ellas.

Las agujas deben colocarse adecuadamente para garantizar una buena cobertura; es decir, lo suficientemente próximas entre sí para evitar que queden partes secas y dispuestas de tal modo que la gravedad contribuya a repartir el agua (por ejemplo, agujas colocadas a lo largo de la parte superior de tuberías horizontales, agujas colocadas en anillas horizontales situadas en torno a tuberías verticales, y en intervalos de un metro, aproximadamente, por lo que respecta a las tuberías verticales).

Si el revestimiento/aislamiento está cubierto con una superficie dura que deba perforarse para poder introducir las agujas de inyección, durante la perforación deberán utilizarse técnicas de supresión de polvo. Esta operación puede requerir la humectación con un pulverizador sin aire, y si ésta se realiza por adelantado el agua impregnará mejor el material.

 
Unidad de descontaminación móvil
 
Aislamiento de una tubería con múltiples capas de amianto y penetración del agente humectante
 
Diagrama de un sistema de inyección
 
Sistema de inyección con flujo de agua procedente de los distintos orificios con los que cuenta cada aguja. Fotografía cedida por el HSE del Reino Unido. Material © Crown copyright reproducido con permiso del director de la HMSO (Her Majesty’s Stationery Office) y la Office of the Queen's Printer for Scotland
 
Ejemplo de sistema de inyección múltiple utilizado para humedecer aislamientos de amianto proyectado.

Para humedecer la superficie de materiales porosos (por ejemplo, mantas aislantes, cuerdas o juntas) y preparar cualquier material antes de su perforación con el fin de permitir la inserción de las agujas para la inyección, puede utilizarse un pulverizador sin aire (es decir, un pulverizador que no requiera aire ni gas para propulsar el agua).

Asimismo, pueden utilizarse pulverizadores sin aire para humedecer tableros aislantes de amianto (para su retirada con ventilación por aspiración localizada) o escombros poco voluminosos durante las operaciones de limpieza.

Los revestimientos/calorifugados dañados pueden romperse durante la inyección. Estas secciones dañadas pueden envolverse con láminas de polietileno (o de plástico transparente con cinta adhesiva) para prevenir la dispersión de escombros.

En el caso de calorifugados que contengan amianto, puede ser necesario retirar el revestimiento metálico que los recubra para dejar al descubierto el calorifugado para la inyección. Si el revestimiento metálico puede perforarse, este debe ser el modo en el que se inyecte. Si se puede retirar el revestimiento sin dañar el calorifugado, esta puede ser la manera más fácil de acceder para insertar las agujas de inyección, y, en ese caso, se debería utilizar un pulverizador sin aire y aspiración simultánea a fin de controlar la liberación de polvo.

Si el material presenta grietas internas o su porosidad no es uniforme, puede haber problemas de uniformidad en la humectación. En los casos en que las grietas sean evidentes, las agujas deberán colocarse cuidadosamente para maximizar la eficacia de la humectación. Cuando la porosidad varíe, puede ser conveniente ajustar el flujo del material inyectado. Puede ser necesario empaquetar los materiales que contengan amianto para que retengan el agua y garantizar así su total humectación.

Las calderas industriales de gran capacidad y grandes dimensiones pueden presentar los problemas siguientes:

  • tuberías extensas y complejas, que pueden hacer que el sellado total del confinamiento resulte difícil o imposible de lograr;
  • una gran cantidad de calorifugado de amianto muy espeso (por ejemplo, de aproximadamente 1 m de espesor);
  • grandes cantidades de residuos de amianto y de barro.

Los materiales que contienen amianto estarán correctamente humectados y listos para su retirada cuando tengan la consistencia de una masa.

El mejor modo de retirar los materiales que contienen amianto humectados consiste en la utilización de herramientas manuales (por ejemplo, raspadores, cinceles o destornilladores).

No deben utilizarse nunca herramientas mecánicas (como cortadoras y lijadoras de disco) para cortar materiales que contengan amianto.

El trabajo debe organizarse metódicamente, depositando en bolsas o empaquetando inmediatamente el material retirado y avanzando progresivamente de arriba a abajo para prevenir una nueva contaminación de las superficies que ya se han limpiado (por ejemplo, comenzar por los techos y las vigas, seguir con las paredes y terminar con el suelo).

Una vez que se haya retirado la mayor parte del material, es posible que siga habiendo cantidades más pequeñas en las superficies. A veces los residuos se adhieren fuertemente (por ejemplo en la superficie de tuberías picadas). Para retirar los restos de amianto es preferible utilizar herramientas manuales, aunque a veces puede ser necesario utilizar herramientas mecánicas en el caso de materiales residuales con gran poder de adhesión. En estos casos, las herramientas deben ajustarse a la mínima potencia posible y deben utilizarse sistemas de supresión de polvo (espumas, pulverizadores sin aire o ventilación por aspiración localizada).

 
Un operario deposita los residuos en una bolsa junto al punto en el que se realizan los trabajos de retirada para evitar la dispersión del amianto y minimizar la exposición

Si usted emplea a personas que vayan a retirar materiales que contengan amianto, debe asegurarse que :

  • se sigan los procedimientos de seguridad, y
  • sólo se utilicen los métodos de retirada especificados en el plan del trabajo;
  • NO se modifiquen en modo alguno los métodos de trabajo si no se han revisado previamente la evaluación del riesgo y el plan de trabajo;
  • verificar que en los trabajos de retirada de amianto se sigan las mejores prácticas (como las incluidas en la presente guía).

Si usted lleva a cabo trabajos de retirada de amianto:

  • decida un orden en el que llevar a cabo las operaciones que reduzca al mínimo la posibilidad de una nueva contaminación de las superficies ya limpiadas, por ejemplo, comience por techos y vigas, siga con las paredes y termine con el suelo;
  • asegúrese de que los filtros no se humedezcan, ya que con ello se reduce su eficacia;
  • el orden y la limpieza son esenciales: limpie los residuos a medida que se vayan produciendo; es probable que haya clavos en los soportes de madera de los techos de amianto, asegúrese de que estos clavos no sobresalgan, ya que alguien podría pisarlos;
  • en la medida de lo posible, procure no romper los materiales que contengan amianto al retirarlos; por ejemplo, una placa de tablero aislante de amianto que esté asegurada con cuatro clavos debe retirarse intacta a excepción de los daños que puedan producirse en las esquinas clavadas; los clavos deben retirarse uno a uno (con supresión de polvo, tal como se especifica en el capítulo 11);
  • no utilice métodos que no se hayan especificado en el plan de trabajo, y
  • no utilice herramientas mecánicas con los materiales que contengan amianto (excepto para aplicaciones específicas y limitadas, siempre que esas aplicaciones se hayan incluido en la evaluación del riesgo y el plan de trabajo).

Si es usted inspector de trabajo, debe comprobar que las operaciones se están ejecutando de acuerdo con el plan de trabajo:

  • observando los trabajos a través de las ventanillas;
  • verificando que las herramientas presentes en la obra o en el confinamiento concuerdan con los métodos descritos en el plan de trabajo;
  • verificando que NO se están utilizando herramientas mecánicas.

Retirada en seco controlada

El desmontaje en húmedo es el mejor método y el que debiera utilizarse siempre excepto en circunstancias muy especiales, En dichas circunstancias, la alternativa es la retirada en seco controlada, es decir, la retirada asociada a otros métodos cuya finalidad sea controlar la liberación de polvo, como la ventilación por aspiración localizada o el embalaje de los componentes aislados y el corte y la retirada de una sección entera (más conocido como la operación envolver y cortar).

Envolver y cortar secciones de tuberías calorifugadas es conveniente cuando tanto la tubería como el calorifugado vayan a desecharse como residuos de amianto. La tubería calorifugada debe envolverse con polietileno. Para facilitar el acceso a la tubería que se va a cortar puede ser preciso retirar pequeñas secciones del calorifugado, lo cual entraña un riesgo de exposición al amianto, por lo que el conjunto de los trabajos debe llevarse a cabo en el interior de un confinamiento (véase el apartado 12.3.1 para los casos excepcionales en los que puede no ser necesario el confinamiento). Esta técnica sólo es conveniente si las secciones de tubería tienen un tamaño manejable y si se ha vaciado previamente el contenido de las tuberías/conductos.

Las bolsas con guantes (Glovebags), fabricadas en plástico transparente resistente, incorporan largos guantes de plástico que permiten que un operario pueda manipular, desde el exterior, los objetos que se encuentran en su interior.

Una vez ajustada la bolsa con guantes al artículo que vaya a desamiantarse, el operario puede retirar el amianto ayudándose de herramientas que manejará con los guantes. El material separado del objeto se deposita en el fondo de la bolsa. La bolsa debe disponer de un cierre hermético que permita que los residuos queden aislados en su interior una vez acabados los trabajos. La bolsa sólo puede utilizarse una vez y tras su uso debe desecharse con los residuos. Siempre que sea factible, la bolsa con guantes debería utilizarse con una ligera depresión.

Debe especificarse el procedimiento de trabajo que se seguirá para sacar las herramientas de la bolsa una vez concluidos los trabajos. Esto puede hacerse cogiendo las herramientas con uno de los guantes y dándole la vuelta, de tal forma que las herramientas queden dentro del guante protuberante. Al hacer un nudo en el guante, las herramientas quedan en una especie de bolsa de plástico y, al anudar el guante por segunda vez, se crea una sección que puede cortarse con un riesgo mínimo de liberación de amianto. La bolsa que contiene las herramientas puede abrirse en otra bolsa con guantes o en un cubo de agua para limpiarlas.

Las bolsas con guantes protegen a los operarios, pero no pueden considerarse como una alternativa a los equipos de protección personal y respiratoria o al confinamiento, ya que la perforación accidental de la bolsa puede dar lugar a que el amianto se salga.

En el mercado existen varios modelos de bolsas con guantes.

Bolsas con guantes utilizadas para la retirada controlada

 
Bolsas con guantes (fotografía cedida por el INRS; copyright INRS)
 
Bolsas con guantes utilizadas para retirada controlada de un calorifugado de amianto (fotografía cedida por el INRS; copyright INRS)

La retirada directa mediante sistemas de aspiración resulta conveniente y eficaz en el caso del amianto suelto (por ejemplo, en aislamientos térmicos o acústicos). Los residuos de amianto son aspirados hasta una unidad de recogida que se encuentra alejada del lugar de los trabajos a través de un conducto de transporte gracias al vacío generado por un equipo diseñado a tal fin.

Si dicho conducto está conectado a una unidad de embolsado que esté fuera del confinamiento, será preciso dotar a esta unidad de embolsado de su propio confinamiento, y los operarios que trabajen allí deberán utilizar equipos completos de protección respiratoria y de protección personal, y seguir los procedimientos de descontaminación (al igual que si efectuasen trabajos de retirada).

Si se utiliza este tipo de equipo, el plan del trabajo debe especificar claramente cómo hacer frente a posibles obstrucciones del conducto de transporte al vacío. Por ejemplo, sería necesario tapar cuidadosamente ambos extremos del conducto y trasladarlo al confinamiento en el que se realicen los trabajos de retirada para su limpieza.

Encapsulación y Confinamiento

En los casos en los que se haya decidido que parte o la totalidad de los materiales que contienen amianto pueden asegurarse mediante la encapsulación o el confinamiento, el proceso puede entrañar el riesgo de perturbación del material que contiene amianto. La encapsulación puede lograrse mediante la aplicación de una capa fina o espesa de material sellante, o impregnando el material que contiene amianto con un líquido endurecedor. Sin embargo, la humectación inicial puede añadir el peso suficiente como para hacer que el material que contenga amianto se desprenda y caiga, provocando la liberación de polvo. Por lo general, al encapsular materiales que contengan amianto será preciso adoptar las mismas precauciones que para la retirada de amianto.

El confinamiento puede realizarse recubriendo el material que contenga amianto con una estructura que permita aislarlo. En la evaluación del riesgo de esta actividad se debe considerar si se puede evitar perturbar el material que contenga amianto, y esta consideración influirá en la decisión relativa a si es necesario notificar los trabajos y adoptar las precauciones descritas en el presente capítulo, o si, por el contrario, basta con adoptar las precauciones esbozadas en Trabajos de Menor Riesgo con Presencia de Amianto .

 
Retirada de una placa de amianto del techo adoptando las precauciones necesarias

Inspección, Control y Mantenimiento del Confinamiento

Inspección y control sistemáticos

Es preciso disponer de un mecanismo que garantice un control y mantenimiento periódicos del confinamiento, para lo cual, se puede hacer responsable de ello una persona formada y competente. Debe existir un sistema definido que permita establecer los procedimientos de control y la frecuencia de los mismos. El supervisor de los trabajos debe comprobar periódicamente los registros de control.

Este control debe consistir en:

  • La inspección visual de la estanquidad del confinamiento.

o Antes de iniciarse los trabajos, deben verificarse la correcta construcción, los sellados, las cámaras de aire, las juntas y la eficacia del sellado ante la presencia de obstáculos como tuberías, conductos y cables.

o En las inspecciones diarias, previas al cambio de turno, deben verificarse posibles daños o fallos en los sellados y las juntas, así como la eficacia de la puesta en depresión comprobando la tensión interna de las paredes de polietileno del confinamiento. La inspección visual periódica es esencial para prevenir posibles fugas.

  • Las pruebas de humo para detectar posibles fugas deben realizarse con el sistema de ventilación por aspiración apagado. Su finalidad es detectar los puntos en los que podrían producirse fugas (especialmente en el caso de que la ventilación por aspiración dejase de funcionar).
  • Normalmente, una presión diferencial de aproximadamente 5 Pa es suficiente para prevenir cualquier escape al exterior, pero se trata de una pequeña depresión y las lecturas pueden verse afectadas por las condiciones exteriores (por ejemplo, fuertes vientos que modifiquen las presiones existentes alrededor del edificio y en su interior). En un Estado miembro se exige una presión mínima de 10 Pa, y se recomienda una diferencia de presión de 20 Pa.
  • Las mediciones de la concentración en el aire en las proximidades del confinamiento deben efectuarse al inicio de los trabajos, a fin de confirmar que no se detecte amianto fuera del confinamiento, y deben repetirse a intervalos regulares, cuya frecuencia dependerá de la importancia que pueda tener cualquier pequeña fuga.

Por ejemplo, si el confinamiento se ha montado en un edificio ocupado con áreas próximas en uso, sería conveniente efectuar controles diariamente, pero si, por el contrario, el confinamiento se encuentra en un edificio desocupado, bastará con una frecuencia inferior. La evaluación del riesgo debe considerar qué nivel de exposición podría producirse en caso de fuga y establecer la frecuencia de los controles en consecuencia. En muchos casos puede ser conveniente efectuar controles semanales.

Los controles periódicos permiten confirmar y garantizar que no se ha producido ninguna fuga y pueden ser especialmente importantes en situaciones delicadas (por ejemplo, un confinamiento próximo a un centro escolar).

  • El sistema de extracción de aire, debe ser examinado por una persona capacitada para ello antes de utilizarlo y a intervalos regulares. El prefiltro puede reemplazarse si se obstruye, pero hay que tener en cuenta que un prefiltro obstruido indica que las técnicas de supresión de polvo no están funcionando como debieran. Es importante

asegurarse de que el filtro se ha instalado correctamente. El sistema de extracción de 113 aire debe ser revisado regularmente (cada seis meses) por una persona capacitada para ello. Si el filtro de alta eficacia está correctamente instalado y funciona de acuerdo con las especificaciones, no debería haber amianto en el aire expulsado; sin embargo, hacer muestreos ocasionales del aire junto a la salida de aire puede ser útil (por ejemplo, cuando se acabe de cambiar el filtro de alta eficacia). Inmediatamente después de que se haya cambiado el filtro de alta eficacia, debe probarse la eficacia de filtración de la ventilación por extracción con el fin de garantizar que el filtro se ha instalado correctamente y que el sellado es total. (La eficacia del filtro puede probarse con un aerosol de sustitución seguro, por ejemplo, ftalato de dioctilo [DOP]; normalmente se encargan de ello los subcontratistas que realizan el mantenimiento de este equipo.)

Evacuación de los Residuos

Evacuación de los residuos empaquetados del confinamiento

De conformidad con los reglamentos nacionales, para los residuos que contengan amianto deben utilizarse bolsas de determinados colores (codificados) etiquetadas como residuos de amianto. Las bolsas de residuos NO deben llenarse completamente y su contenido debe haberse humedecido previamente. Deben cerrarse cuidadosamente para evitar el exceso de aire en su interior, y sellarse.

Una vez depositados en bolsas o empaquetados, los residuos se sacarán del confinamiento a través de una cámara de aire distinta a la utilizada para la entrada y la salida del personal. La cámara de aire destinada a los residuos se denomina a menudo, cámara para las bolsas, y lo normal es que estas cámaras dispongan de tres compartimentos.

Las bolsas de residuos selladas (o los artículos empaquetados) se pulverizan entonces con agua (con un aerosol manual) y se limpian con trapos húmedos en el compartimento interior de los tres con los que cuenta la cámara de aire para residuos. Una vez limpias, se colocan en el compartimento intermedio y se ponen dentro de otra bolsa de plástico transparente que también se sella. Los residuos, envasados de este modo en doble bolsa, se depositan entonces en el compartimento exterior de la cámara de aire para los residuos. Los residuos son sacados del compartimento exterior por el operario o los operarios que se encuentren fuera, que deben ir provistos de equipos respiratorios adecuados (aptos para amianto), y son trasladados directamente al lugar de almacenamiento seguro destinado a los residuos (por ejemplo, un contenedor que pueda cerrarse herméticamente).

Es preciso evitar que la estructura de la cámara de aire para los residuos presente bordes o puntos angulosos que puedan rasgar las bolsas (o paquetes) que contengan residuos.

Prevención de vertidos

Los residuos empaquetados que se saquen del confinamiento deben depositarse en un lugar seguro para evitar la posibilidad de su vertido a consecuencia de accidentes o actos vandálicos. Una vez fuera de la cámara de aire para los residuos, los residuos envasados:

  • no deben dejarse nunca desatendidos si no se encuentran en un contenedor seguro;
  • deben transportarse siguiendo la ruta más corta posible a un lugar de almacenamiento seguro (por ejemplo, un contenedor o un vehículo que puedan cerrarse), y dicha ruta debe establecerse claramente (de tal forma que pueda inspeccionarse una vez finalizados los trabajos).

Deben extremarse las precauciones para evitar que las bolsas puedan romperse o dañarse:

  • las bolsas no deben llenarse en exceso;
  • en el contenedor no debe haber objetos que presenten bordes afilados;
  • evitar toda manipulación brusca de los residuos empaquetados (por ejemplo, no se deben lanzar las bolsas al contenedor).

Protección personal durante la evacuación

Tal como indica el apartado Funcionamiento de un Confinamiento, un operario que esté fuera del confinamiento puede encargarse de trasladar los residuos empaquetados desde la cámara de aire para los residuos hasta un lugar de almacenamiento seguro. Dicho operario debe llevar puestos equipos de protección personal y respiratoria adecuados y conformes a lo establecido en la evaluación del riesgo y el plan de trabajo.

Limpieza y Finalización de los Trabajos

Mientras duren los trabajos, todos los equipos y el área de trabajo deben mantenerse limpios y los residuos que contengan amianto deben ir depositándose en bolsas a medida que se generen. Las zonas donde se trabaje deben limpiarse y ordenarse al final de cada turno de trabajo. Se debe optar por métodos de limpieza que no generen polvo.

Para aspirar el polvo, deben utilizarse aspiradores de clase H (es decir, aptos para amianto) y emplearse los accesorios adecuados para cada superficie.

Los escombros deben humedecerse antes de su recogida. Para los trozos de escombros pueden emplearse palas y rastrillos (no es conveniente utilizar cepillos). Para limpiar las superficies pueden usarse paños o trapos húmedos, teniendo la precaución de cambiar el agua regularmente para evitar la contaminación cruzada de las distintas superficies. En los casos en los que las superficies se hayan mojado al limpiarlas, es preciso esperar a que se sequen antes de efectuar la inspección final.

Los aspiradores de clase H no deben utilizarse para recoger material húmedo, ya que la humedad dañará el filtro de alta eficacia que evita la liberación de fibras.

Una vez retirado todo el amianto y después de haber sacado todos los residuos de amianto y las herramientas y equipos del confinamiento, se efectuará una limpieza final de la zona confinada. Las superficies deben aspirarse inicialmente con un aspirador de clase H y posteriormente limpiarse con trapos y paños húmedos.

Podrán desmontarse entonces todas las láminas o tableros protectores que se hayan empleado para cubrir las instalaciones, los equipos, los suelos o cualquier otra superficie. Estas láminas y estos tableros (pero sólo éstos) deben pulverizarse con material sellante para impedir toda emisión de polvo durante su traslado.

Todos los equipos utilizados en los trabajos de retirada de amianto deben limpiarse antes de ser sacados del confinamiento. Siempre que haya sido posible, equipos tales como los tableros de los andamios de las plataformas elevadoras móviles debieran haberse protegido (por ejemplo, mediante tableros finos de protección o láminas de polietileno) antes de su introducción en el confinamiento. Estos tableros y láminas pueden pulverizarse con material sellante y desecharse entonces como material contaminado con amianto. Todas las superficies que no se hayan protegido completamente deben limpiarse con un aspirador de clase H y agua limpia. El agua contaminada debe evacuarse a través de un sistema de filtración de agua Por último, el contratista debería realizar una inspección a fondo para asegurarse de que todos los materiales que contengan amianto cuya retirada se había previsto hayan sido retirados, que la zona de trabajo esté limpia de escombros visibles y que no quede polvo fino asentado en ella. Llegados a este punto, en el confinamiento sólo deberían quedar los residuos empaquetados que no hayan podido extraerse a través de la cámara de aire para los residuos, un aspirador de clase H, el medio utilizado para acceder con seguridad a las superficies elevadas del confinamiento y los trapos y bolsas para residuos necesarios para cualquier limpieza adicional que pueda ordenar el auditor independiente encargado de realizar la prueba de descontaminación.

En algunos Estados miembros (como el Reino Unido e Irlanda), para determinar si los trabajos con amianto se han completado satisfactoriamente y las instalaciones están listas para ser ocupadas de nuevo, un auditor independiente debe seguir un procedimiento que consta de cuatro etapas:

1. un control preliminar del estado de la obra y de la finalización de los trabajos, comparando lo que se ha hecho con las previsiones incluidas en el plan de trabajo y evaluando el estado de las rutas de tránsito y las zonas próximas al confinamiento por lo que se refiere a la presencia de escombros contaminados;
2. una inspección visual completa dentro del confinamiento para verificar que se hayan retirado los materiales que contengan amianto, que las superficies estén limpias, y que todo material con amianto que se haya mantenido in situ

se ajuste a lo establecido en el plan de trabajo;

3. un control del aire en el interior del confinamiento que permita establecer que las concentraciones de amianto en el aire no exceden del nivel indicativo fijado (0,01 fibras/cm3 medidas mediante microscopia óptica de contraste de

fases);

4. una evaluación final que entraña la realización de una inspección visual minuciosa una vez que el confinamiento se haya desmontado y retirado, cuya finalidad debe ser garantizar que se han retirado adecuadamente todos los

escombros que hayan quedado al descubierto en el desmontaje.

Los procedimientos nacionales pueden exigir que el auditor emita un documento o un certificado en el que figuren los resultados de cada una de las cuatro etapas mencionadas.Es posible que el contratista deba refrendar este documento.

Una vez que el procedimiento descrito anteriormente haya concluido satisfactoriamente, el auditor procederá a inspeccionar también la unidad de descontaminación antes de su retirada de la obra. Esta inspección incluirá el examen visual de la totalidad de las instalaciones y el control del aire en las duchas y el compartimento sucio. El Health and Safety Executive del Reino Unido ofrece instrucciones detalladas para los auditores encargados de realizar este procedimiento en la guía HSG248 (2005).

En algunos Estados miembros, una vez finalizados los trabajos de retirada de amianto se exige el control del aire mediante microscopia electrónica (en el apartado 16.2 se ofrece una descripción de las características de diversos métodos de medición).

Si es usted inspector de trabajo, debe comprobar que:

  • el trabajo se ha notificado de conformidad con los requisitos legales;
  • se dispone de un plan de trabajo que es claro e incluye las recomendaciones proporcionadas en la presente guía;
  • se está impartiendo formación y formación de reciclaje;
  • se fomentan buenas prácticas de trabajo;
  • la extensión de los trabajos se ajusta a lo establecido en el plan de trabajo;
  • la identificación fotográfica de los operarios cuadra con los historiales médicos y los registros de formación;
  • los procesos y procedimientos de gestión y supervisión de la obra son adecuados.

Debe comprobar también que:

  • todas las personas presentes en la obra disponen de una versión correcta de los planes que pueden comprender (por ejemplo, si algún trabajador no habla la lengua nacional, debe averiguar si se le ha suministrado una copia en una lengua que comprenda; este trabajador debe tener una forma de comunicarse con su supervisor que le permita, al menos, hacer preguntas relativas a sus tareas de acuerdo con el plan);
  • se siguen procedimientos prácticos para minimizar la liberación de polvo, prevenir la exposición y evitar la dispersión de la contaminación; así, por ejemplo, si se ha retirado un tablero aislante de amianto, este debería estar intacto y todos los agujeros practicados para extraer los tornillos (visibles a través del embalaje) deben reflejar que los tornillos se han retirado con cuidado.

Tenga en cuenta también las comprobaciones prácticas descritas en Trabajos de Menor Riesgo con Presencia de Amianto (por ejemplo, asegúrese de que los materiales que contengan amianto se hayan retirado intactos en la medida de lo posible).

En los casos en que las prácticas seguidas en un proyecto o una obra no sean las más adecuadas, proporcione recomendaciones e instrucciones claras en relación con las acciones requeridas. Si el hecho de no seguir buenas prácticas está provocando una exposición importante al amianto de trabajadores o terceras personas, lo más seguro será ordenar el cese de los trabajos.

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