El Ruido en el Trabajo. Efectos

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Efectos del ruido

Los efectos del ruido sobre la salud pueden clasificarse como auditivos y no auditivos. Los primeros se centran en la función auditiva, mientras que los no auditivos abarcan una serie de efectos que van desde los fisiológicos a los psicológicos.

Alteraciones auditivas

Pérdida de audición provocada por el ruido

La pérdida de audición (hipoacusia o sordera) como consecuencia de la exposición a niveles de ruido excesivos es la enfermedad profesional más frecuente en Europa y representa aproximadamente una tercera parte de las enfermedades de origen laboral, por delante de los problemas de la piel y el sistema respiratorio.

La exposición prolongada a niveles de ruido de más de 85 dB(A) es potencialmente peligrosa, aunque el nivel del ruido no es el único factor a tener en cuenta ya que el tiempo de exposición también determinará el alcance del daño.

La hipoacusia es un proceso irreversible provocado por lesiones de las células ciliadas de la cóclea, que forma parte del oído interno. En este proceso, las primeras frecuencias audibles que se ven afectadas son las próximas a los 4000 Hz (ruidos agudos), extendiéndose posteriormente al resto de frecuencias. Somos conscientes de la lesión cuando se ven afectadas las frecuencias conversacionales.

Acúfenos e hipersensibilidad

La exposición al ruido también puede causar acúfenos (tinnitus). Los acúfenos son una sensación de timbre, zumbido o explosión en los oídos que llegan a ser más tormentosos que la pérdida de audición. Cuando este fenómeno es permanente, puede conducir a alteraciones del sueño. Si el ruido es de impulso (por ejemplo, una detonación), el riesgo puede aumentar de modo considerable.

Los acúfenos pueden ser los primeros indicios de que el ruido está dañando el oído.

Un problema adicional a la pérdida de audición inducida por el ruido es la hipersensibilidad, es decir, los ruidos parecen de mayor intensidad y súbitamente distorsionados.

El alcance de las lesiones auditivas depende de varios factores, entre los que se encuentran:

  • Características propias del sonido, tales como: Intensidad (a igual intensidad son más nocivas las frecuencias agudas); espectro de frecuencias (un sonido puro de alta intensidad produce más daño que un sonido de amplio espectro); intensidad, emergencia y ritmo (mayor capacidad lesiva del ruido de impulso, de carácter imprevisto y brusco).
  • Duración de la exposición
  • Vulnerabilidad individual. Mayor susceptibilidad coclear por antecedentes de traumatismo craneal, infecciones óticas, tensión arterial elevada
  • Interacción con otras exposiciones (vibraciones, agentes químicos o fármacos ototóxicos pueden incrementar el riesgo de hipoacusia).

Efectos no auditivos

El ruido es interpretado por el organismo como una señal de alarma. De forma natural, ante una señal de alarma, el cuerpo se prepara para afrontar una potencial amenaza. El organismo libera en la sangre las denominadas hormonas del estrés que ponen el cuerpo a punto para la acción inmediata, la frecuencia cardiaca y respiratoria se aceleran, aumenta el tono muscular, aumenta la cantidad de glucosa en sangre, etc. Estas reacciones naturales, si se dan de forma continua pueden dar lugar a efectos fisiológicos y psicológicos en nuestro organismo. Podemos ver algunos de ellos en la Tabla 5.

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Efectos fisiológicos

Es un hecho comprobado que la exposición al ruido produce en el organismo un aumento de concentración de catecolaminas en sangre. Las catecolaminas son compuestos químicos que actúan como hormonas o como neurotransmisores. Entre las catecolaminas se encuentran la epinefrina o adrenalina, norepinefrina o noradrenalina y la dopamina. Habitualmente, niveles altos de catecolaminas en sangre están relacionados con el estrés.

Las catecolaminas provocan diversas reacciones en el cuerpo humano, entre las que se encuentran: aumento de la presión sanguínea, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, aumento de la glucemia (concentración de glucosa en sangre), vasoconstricción periférica, etc.

Otros efectos fisiológicos del ruido repercuten sobre el sistema inmunitario, reduciendo la capacidad inmunitaria ligada a las reacciones endocrinas.

Efectos psicológicos

En cuanto a los efectos psicológicos del ruido, el más destacado es el estrés. Existen gran variedad de factores que influyen en el estrés y éste suele ser provocado por un cúmulo de ellos.

Los efectos del estrés en la salud tienen una componente fisiológica y otra psicológica. La mayoría de los efectos, tanto fisiológicos como psicológicos están recogidos en la Tabla 5.

Mientras que los niveles altos de ruido pueden causar daños en la audición, los niveles de ruido más moderados pueden interferir en la comunicación y concentración. De prolongarse esta situación y en conjunción con otros factores, puede desembocar en estrés.

Los efectos del estrés, tanto fisiológicos como psicológicos pueden tener lugar a niveles de ruido muy inferiores a los 85 dB.

El entorno y las condiciones ambientales del puesto de trabajo pueden ser fuentes de estrés para los trabajadores. Aunque el ruido del entorno de trabajo no llegue a alcanzar niveles que exijan la toma de medidas preventivas, pude ser un factor de estrés (por ejemplo, un teléfono que suena constantemente, el zumbido constante de un aparato de aire acondicionado, etc.), aunque sus efectos se deben generalmente a la combinación con otros factores.

El grado en que el ruido afecta al nivel de estrés de los trabajadores depende de una compleja combinación de factores, entre los que destacan:

  • Características del ruido: volumen, tono y previsibilidad.
  • Complejidad de la tarea que se está realizando. En tareas que requieren una gran concentración, incluso el hecho de que otras personas estén hablando alrededor puede ser un factor de estrés.
  • La profesión del trabajador (por ejemplo, los músicos pueden sufrir estrés laboral debido a la preocupación por perder el oído).
  • El estado del trabajador: los niveles de ruido que en determinadas circunstancias pueden contribuir al estrés, sobre todo si la persona está cansada, en otras ocasiones pueden resultar inocuos.
  • Interferencias en la comunicación. Una buena comprensión de una conversación (comprensión del 90% de las sílabas y 97% de las frases) requiere un nivel sonoro, en el oído de la persona que escucha, 10 dB(A) superior al nivel de ruido ambiente. Un nivel de ruido de 55 dB(A) provoca que la persona que habla incremente el nivel de su voz en 5 dB(A) instintivamente, mientras que la persona que escucha tiene una pérdida de entre el 10- 20% de las sílabas. Esta información perdida ha de ser completada por el oyente, lo cual requiere un mayor esfuerzo de concentración. De darse estas situaciones de forma continuada se pueden producir reacciones de estrés.

Otros efectos no auditivos

Trastornos de voz

Los trastornos de voz, como la disfonía, son otra consecuencia de la exposición al ruido como resultado de tener que elevar la voz para hacerse oír por encima del ruido ambiente. Algunos estudios apuntan que niveles de ruido ambiental superiores a 66 dB(A) implican un esfuerzo para las cuerdas vocales potencialmente peligroso.

Trabajadores especialmente sensibles

Trabajadoras embarazadas

Los estudios realizados sugieren que la exposición de trabajadoras embarazadas que han estado expuestas a un nivel de ruido excesivo provoca en el recién nacido una pérdida de audición en altas frecuencias. Este hecho también puede estar relacionado con un aumento del riesgo de parto prematuro y retardo en el crecimiento intrauterino.

La transmisión del sonido a través del líquido amniótico se produce de forma que los sonidos de baja frecuencia (125 Hz) son amplificados 3.7 dB de media, mientras que los de alta frecuencia (4000 Hz) son atenuados en más de 10 dB.

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