Minimización del Impacto de la Construcción al Medio Ambiente

De Construmatica

Itec.gif - LogoCOAC.PNG - LogoAPABcn.PNG - LogoGeneralitatCataluna.PNG NOTA: Este artículo ha sido creado gracias al Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña - ITeC, el Col·legio de Arquitectos de Cataluña, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona y la Dirección General de Arquitectura y Paisage de la Generalitat de Catalunya, en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. Pertenece a la publicación Prácticas de Sostenibilidad en la Edificación. Puedes descargar gratuitamente la publicación [PDF]. ¡Atención! Este artículo está sujeto a Derechos de Autor. © ITeC, 2005.
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Minimización de las emisiones contaminantes

En el aire

Las emisiones en el aire desde los diferentes focos emisores de contaminantes en la atmósfera pueden alterar el equilibrio hasta el punto de afectar la estabilidad del medio y la salud de los seres vivos. Estos focos pueden contaminar por el hecho de añadir determinados gases en la atmósfera y descomponer otros, por el hecho de aumentar el índice de partículas en suspensión y de los compuestos orgánicos volátiles, o por el hecho de incrementar significativamente los niveles acústicos del medio y deteriorar la calidad ambiental del territorio.

A lo largo de la ejecución de una obra se desarrollan actividades que, a pesar de ocasionar emisiones de diferentes tipos (uso de maquinaria, pinturas, disolventes, operaciones de corte y transporte, etc.), pueden moderarse significativamente adoptando, entre otros, acciones tan sencillas como la compra de productos menos perjudiciales para el medio y para la salud del usuario (como es el caso de pinturas, disolventes y desencofrantes de origen natural), el uso de maquinaria con sello CE y el uso de materiales que gozan de algún tipo de etiquetado ecológico (sello de garantía de calidad ambiental que otorga la Generalitat de Catalunya, etiqueta ecológica europea...), etc.

En el agua

El agua puede contener, como resultado del proceso constructivo, materias en suspensión que pueden afectar el correcto funcionamiento de la red de alcantarillado, o sustancias disueltas que, a pesar de ser necesarias para el desarrollo de una actividad contraída, pueden modificar las condiciones iniciales (pH, temperatura, composición, etc.) y alterar la calidad del medio en caso de derramamientos fluidos en el suelo o en el agua.

Es preciso velar para que no se produzcan vertidos directos o indirectos (por filtración en el subsuelo) en el dominio público hidráulico de aguas residuales o de aguas que, pese a haber sido inicialmente tratadas, sean de una calidad que supere los límites de contaminación establecidos en la legislación vigente.

En el suelo

El suelo es un recurso no renovable a corto y medio plazo, que constituye un sistema en equilibrio dinámico de elevada vulnerabilidad, susceptible de alterarse y de perder el equilibrio natural y que tiene una interrelación directa con las aguas superficiales, las aguas subterráneas y la atmósfera.

Ambiente

El vertido o derramamiento de determinadas sustancias contaminantes en el suelo puede modificar las propiedades debido al incremento de concentraciones, superiores a aquellas que le son propias, de manera que comporte un riesgo real o potencial para la salud pública o para los sistemas naturales.

Minimización de la generación de residuos

Prevenir y minimizar: éste es el primer escalón contemplado por la Unión Europea en el llamado Principio de Jerarquía de cara a reducir el impacto en el medio ambiente que ocasiona la generación de residuos (Principio de Jerarquía: 1º prevenir; 2º reutilizar; 3º reciclar; 4º aprovechar el residuo como fuente energética; 5º disponer el residuo en el vertedero).

Entendemos por minimización la reducción del uso de materias primas y de esas sustancias, productos, etc., que pueden dificultar o imposibilitar la reciclabilidad o la reutilización posterior de los materiales.

Los residuos que se generan en las obras de construcción pueden tener diferentes orígenes: la misma puesta en obra, el transporte interno de productos desde la zona de almacenaje hasta el lugar específico donde se tienen que aplicar, unas condiciones de almacenaje inadecuadas, embalajes que sirven para la protección hasta que el contenido es colocado y posteriormente se transforman en residuo, etc.

Si durante la fase de ejecución de una obra adoptamos medidas de almacenaje adecuadas a los diferentes tipos de materiales y optamos por una política de compras esmerada, la ratio de generación de residuos, que oscila alrededor de 0,12 m3/m2 construido para obras de edificación, puede disminuir entre un 5 y un 10% e incluso alcanzar porcentajes de reducción mucho más elevados si escogemos elementos modulados de acuerdo con las dimensiones de nuestro edificio y ponemos en práctica algunas de las medidas que se indican más adelante.

Minimización del consumo de recursos naturales

El consumo de materiales en la edificación implica un elevado impacto ambiental a causa del dispendio de recursos (más de 2 toneladas de materiales por metro cuadrado construido), del gasto de energía y de agua, de los residuos generados y de la alteración del medio que la extracción y transformación de los materiales producen.

En el año 2002 se generaron en Catalunya 900 kg por habitante de residuos de construcción, de los que sólo se contempla en las estadísticas un 6% de reciclaje.

Además, si tenemos en cuenta que de la totalidad de residuos generados en una obra de construcción, el 60% son residuos pétreos y que el consumo de recursos naturales de origen pétreo supera los 1.000 kg. por m2 construido, no podemos mostrarnos indiferentes a la necesidad de incorporar prácticas a lo largo del proceso constructivo que potencien la minimización y favorezcan el reciclaje de los materiales y de los residuos que se produzcan.