Repercusiones en la Sostenibilidad de Sistemas Energéticos Rurales


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A continuación exponemos en forma resumida algunos aspectos relacionados con la participación que repercuten en la sostenibilidad de sistemas energéticos rurales.

La Participación y los Costos

Uno de los criterios principales por el que se impulsa la participación social en proyectos de electrificación rural, por ejemplo en el caso de una MCH, es por el significativo aporte económico que hace la comunidad beneficiaria, a través de mano de obra no cualificada.

Esta modalidad de incentivar la participación es muy economicista y generalmente prioriza el análisis financiero, lo que se choca con la promoción de la participación en forma mas integradora y con la perspectiva de fortalecer la organización local.

Esta lógica de la participación como medio para aportar a la inversión de un proyecto ha permitido la implementación de varios sistemas hidráulicos aislados y desde luego han funcionado y lograron cubrir una demanda; sin embargo, cuando se inicia la gestión del servicio, esta participación muchas veces juega en contra de la buena gestión, porque no maneja criterios de calidad y gestión empresarial. Este tipo de participación ha logrado la reducción de costos de la inversión, y se ha logrado básicamente incentivando a formas de trabajo colectivo existentes en la comunidad.

Se ha podido constatar, no obstante, que el beneficiario aporta mano de obra traducido en "dinero" que servirá para la instalación del sistema, pero en muchas veces esto significa conflictos. Por ejemplo, en el momento de hacer las conexiones domiciliarias, pues algunos consideran que su nivel de contribución al proyecto debe darles mayor cantidad de acometidas.

Sin desestimar que muchos especialistas consideran este tipo de participación muy importante, especialmente cuando se hace un análisis económico financiero, en la mayor parte de los casos no ha tenido repercusiones significativas en el fortalecimiento organizativo y, por tanto, en lograr una participación con mayores perspectivas. En estos casos la sensibilización y motivación tiene un objetivo económico. Se podría decir que en muchas instalaciones de MCH, este ha sido "el principio del fin" pues existen instalaciones técnicamente impecables, pero administrativamente deficientes.

La Participación y la Propiedad

Es común ver que los beneficiarios, tras la implementación del sistema y puesta en funcionamiento el servicio, definan que por su aportación el sistema en su conjunto es de su propiedad. Esta lógica ha sido apoyada en gran medida por el Estado, a través de algunos programas de electrificación rural.

Sin embargo, este tipo de participación, más que afirmar el fortalecimiento organizacional, ha significado la aparición de liderazgos locales, que, haciendo alarde de su condición de propietario, definen por si solos la forma como se debe utilizar la energía, gestión y consumo.

Generalmente donde no existe una organización fortalecida, o es comunal la participación mayoritaria de los beneficiarios, la propiedad de la microcentral se distribuye entre todos los que aportaron en la gestión del proyecto y en la construcción, de tal suerte que todos se consideran con el derecho a utilizar el servicio como lo consideren conveniente, puesto que es "dueño" y, por tanto, nadie le impide que, por ejemplo en la casa, utilicen artefactos de alta potencia.

Sin embargo, la propiedad es sólo relativa, pues casi en su totalidad no cuentan con documentos legales que ratifiquen esta propiedad.

Por consiguiente, ver de esta manera la participación ha llevado a que los sistemas experimenten un mayor deterioro y en algunos casos se han colapsado a los pocos años de iniciada su puesta en marcha.

Como suele decirse, es de todos cuando esta funcionado y es de nadie cuando hay que invertir en mantenimiento.

La Participación y la Tarifa

Quizás éste es un aspecto muy poco trabajado, o en todo caso asumido muy rápidamente, sin un análisis técnico – económico previo, lo que conlleva a implantar la famosa tarifa única, la cual obviamente es asumida sobre la base del nivel de participación de la comunidad en el proceso de instalación del sistema.

Si bien ello es cierto, uno de los factores que se discute en proyectos de electrificación rural es el subsidio vía inversión, tarifas, etc., este tema es muy poco conocido por las comunidades campesinas. Por ello es imprescindible que se implemente asistencia técnica al respecto, a fin de ir promoviendo una actitud favorable en la voluntad de pago que tiene el futuro usuario.

Pero la cuestión aquí radica en que los beneficiarios muchas veces, alegando su buena participación o aporte, consideran que tienen libertad para usar la energía de la manera y en las cantidades que deseen. Es decir, a más trabajo, mayor cantidad de energía en casa. Este problema ocasiona fallas técnicas, entre otros. Se agudizan los problemas aún más en los casos donde no se instalan medidores.

Por lo general, una vez que las comunidades asumen la "propiedad" y comienzan a distribuir la energía en cada vivienda, llega el momento en que tienen que determinar el costo por el consumo. Finalmente es asumido tomando únicamente en cuenta que, de acuerdo al nivel de participación realizada, les corresponde un pago menor por el consumo. Esto sienta las bases para un manejo colectivo de la energía, lo cual no esta mal, pero esta definición no se hace de acuerdo con los costes de operación y mantenimiento, sino que toda la población que participó en la construcción, a través de la asamblea del pueblo y apoyada por la cultura del "no pago", decide no pagar o, en todo caso, establecer una tarifa única.

En tal sentido es imprescindible que las fases mencionadas -información, educación y consulta- formen parte del trabajo que se debe emprender a fin de ir consolidando una participación con instrumentos de gestión empresarial más allá de la construcción de la infraestructura. Es decir, hay que impulsar una conducta de cambio hacia una cultura empresarial.

La Participación y la Organización

Como hemos sostenido, es imprescindible que un proceso de participación sea generador de consensos y por lo tanto debe significar el fortalecimiento de la organización Si bien es cierto que lograr una participación activa en el proyecto -no sólo en la instalación de la infraestructura, sino incluso en la gestión y administración- se constituye en el objetivo central de un trabajo organizativo, es muy común considerar que constituyendo un comité de electrificación u otro tipo de instancia equivalente se esta impulsando una mayor organización. Lo cual puede ser muy discutible, si es que esta participación se da sólo en alguna etapa del proyecto.

Un aspecto importante que se debe impulsar con la organización es la toma de decisiones mediante la redistribución del poder. Es decir, deben estar bien descritos las obligaciones, deberes y derechos de la organización, los usuarios, así como las autoridades que se involucran en una participación como proceso.

Aquí cumplen un rol importante los gobiernos locales o las instituciones del Estado, pues son quienes cuentan con mayores instrumentos legales, económicos y políticos capaces de hacer posible que el proceso participativo se traduzca en consolidación organizativa.

Es imprescindible, pues, desarrollar procesos de participación que propendan al fortalecimiento organizativo, desde una perspectiva de gestión empresarial. Esto significa que las diferentes fases o procesos ejecutados en el proceso de un sistema de generación aislada deben formar parte del desarrollo del proyecto. De otra manera seguiremos cayendo en el enfoque de calificarnos como participativos, cuando en realidad lo que estamos haciendo es que la comunidad se limite a apoyar las ideas de los especialistas, que muchas veces, más que solucionar problemas y mejorar las condiciones de vida, sumergen a las comunidades en conflictos sociales, que se convierten posteriormente en obstáculos para el desarrollo.

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