El Soporte de la Vivienda como Objeto de Proyecto

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Compartimentaciones diferentes en el mismo soporte. J.N. Habraken

Durante los últimos años el objeto principal del proyecto arquitectónico de vivienda ha sido el edificio y su imagen global.

Si el edificio era urbano, los esfuerzos del arquitecto se centraban en la consecución de una composición concordante con las exigencias de la ciudad y con el entorno próximo.

Si era suburbial, su objetivo era una volumetría contundente y una reconsideración de la forma urbana generada por el bloque.

Las piezas con que el arquitecto construye su edificio han sido las agrupaciones de locales, esa yuxtaposición de piezas a las que la normativa llama vivienda. Las normas son tan estrictas y el programa tan estereotipado que no parece razonable perder demasiado tiempo en este juego de encaje geométrico de piezas pequeñas. Las utópicas propuestas de los sesenta, que construían el edificio a partir de sistemas de vida sugeridos en la célula de la vivienda y en sus formas de agrupación, ya hace años que han sido olvidadas.

Sin olvidar el proyecto del edificio, es necesario hoy prestar más atención al proyecto de la compartimentación. La diversidad de sistemas de vida y las diferentes maneras de usar los locales exigen un tiempo especial en el proyecto.

La vivienda como célula unitaria

Pero, es absolutamente necesario abrir otro momento proyectual: el diseño de la vivienda como una célula unitaria.

Convergen en este sentido consideraciones de origen diverso:

  • La diversidad de la demanda supone formas de compartimentación diferentes para diferentes grupos de ocupantes.
  • La evolución vital de los ocupantes exige que sea posible de transformar la compartimentación a lo largo de la ocupación.
  • La innovación técnica de los equipos exige la posibilidad de realizar transformaciones importantes para adecuarse a la vertiginosa evolución o al incremento de estos equipos.
  • El acceso a los equipos comunes sobre los que se llevará a cabo un mantenimiento y una actualización se ha de poder realizar fácilmente sin intromisión en espacios privados.
  • La optimización de aspectos dependientes de configuración de la célula vivienda pueden llevar a consideraciones de racionalización económica o tipológica, como las relaciones entre profundidad y anchura de la fachada o la reconsideración de los patios de luces.
  • Incluso la calificación espacial de la célula vivienda como referente perceptible del volumen total será considerada por muchos como un valor añadido en olvido progresivo.

Todos estos argumentos apoyan la propuesta de que la unidad vivienda, su espacio global, su perímetro y su relación con los accesos y con los demás elementos comunes (estructura e instalaciones) han de ser objeto de un momento específico del proceso proyectual. En efecto, como ya se ha hecho habitual en los edificios de oficinas, se deberían dibujar unos planos específicos de estos elementos que evidencien la racionalidad de la propuesta más allá de la compartimentación concreta.

Ésto no quiere decir que la compartimentación no sea importante. Cada local merece una consideración seria acerca de sus formas de amueblarlo, su relación con el exterior, su espacio y su luz.

Pero estas dos preocupaciones no son necesariamente contradictorias.

El soporte

Los elementos definidores de la unidad de vivienda son los que J. N. Habraken reunió, hace años, bajo el concepto de support de la vivienda. Asumiremos esta terminología sin que ello signifique que defendemos esta propuesta más allá de lo que es: una de las que se pueden tener en cuenta en el momento de abordar el proyecto. Un soporte bien proyectado no supone unos tabiques desmontables ni un suelo registrable.

La insistencia en la calidad del soporte como objetivo proyectual sólo intenta impedir la concepción de los edificios de viviendas como abigarrados amontonamientos de locales que, en el proceso de optimización de sus laberínticas particularidades han originado una organización inadecuada de los elementos comunes y un espacio global incalificable e inaprovechable para cualquier uso diferente.

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Editorial: McGraw-Hill]