Efectos del Amianto en la Salud


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El amianto es peligroso cuando se dispersa en el aire en forma de fibras diminutas invisibles a simple vista.

Respirar esas fibras de amianto puede provocar una de estas tres enfermedades:

  • amiantosis, una cicatrización del tejido pulmonar
  • cáncer de pulmón
  • mesotelioma, un cáncer de la pleura (los sacos dobles de membrana lubricada y lisa que contienen los pulmones) o del peritoneo (la membrana doble y lisa que recubre el interior de la cavidad abdominal).

La asbestosis ocasiona graves dificultades respiratorias y puede llegar a provocar la muerte.

El cáncer del pulmón es mortal en un 95 % de los casos. La asbestosis puede degenerar también en cáncer de pulmón. El mesotelioma es incurable y generalmente provoca la muerte en un plazo de doce a dieciocho meses una vez diagnosticado.

Se ha sugerido que la exposición al amianto puede causar cáncer de laringe o del aparato gastrointestinal. Se sospecha que la ingestión de amianto (presente, por ejemplo, en agua potable contaminada) puede ser causa de cáncer gastrointestinal y un estudio, al menos, ha demostrado el riesgo cada vez mayor de concentraciones inusualmente altas de amianto ingerido en el agua potable. Sin embargo, estas sugerencias no se han visto lo suficientemente respaldadas por pruebas en los estudios pertinentes.

La exposición al amianto puede provocar también la formación de placas pleurales. Las placas pleurales son engrosamientos aislados, fibrosos o parcialmente calcificados, que se producen en la superficie de la pleura y que pueden detectarse mediante una radiografía de tórax o una tomografía computarizada (TAC). Las placas pleurales no son malignas y, normalmente, no alteran la función pulmonar.

En Europa se producen anualmente muchos miles de muertes como consecuencia de enfermedades relacionadas con el amianto. En la conferencia sobre el amianto de 2003 (organizada por el Comité de altos responsables de la inspección de trabajo de la Comisión Europea), se calculó que el número total de muertes anuales provocadas por el amianto en siete países europeos (Reino Unido, Bélgica, Alemania, Suiza, Noruega, Polonia y Estonia) podía ascender a 15 000 .

(http://www.hvbg.de/e/asbest/konfrep/konfrep/repbeitr/takala_en.pdf).

En la misma conferencia, Woitowitz describió la relación existente entre el consumo de amianto en Alemania y la incidencia retardada de nuevas enfermedades relacionadas con el amianto mediante el gráfico que se reproduce en el cuadro 2.1.

La incidencia retardada implica que seguirán produciéndose nuevos casos de enfermedades relacionadas con el amianto debido a la exposición que tuvo lugar en el período álgido de consumo de amianto.

Ahora que la producción de productos o materiales que contienen amianto ha cesado en la UE, sigue existiendo el riesgo de exposición al amianto a través de los materiales y productos que permanecen en edificios, instalaciones y equipos.

Cuadro 3.1 Consumo anual de amianto e incidencia anual de las enfermedades en Alemania. Reproducido de Woitowitz (2003)

Cuadro 3.1 Guía de buenas Prácticas Amianto.JPG

http://www.hvbg.de/e/asbest/konfrep/konfrep/repbeitr/woitowitz_en.pdf.

LEYENDA Germany: asbestos consumption and annually new compensated asbestos-related occupational diseases 1950-2001: Alemania: consumo de amianto y nuevos casos de enfermedades profesionales relacionadas con el amianto compensadas anualmente, 1950-2001.

Cuadro efectos del amianto en la salud.JPG

En el Reino Unido, murieron aproximadamente cada año 1 900 personas a causa de mesotelioma en 2001, 2002 y 2003, y se espera que la incidencia del mesotelioma alcance su punto álgido entre 2011 y 2015 con 2 000-2 400 muertes anuales (http://www.hse.gov.uk/statistics/tables/meso01.htm).

Según los cálculos, las muertes por cáncer de pulmón debido a la exposición al amianto son aproximadamente el doble de las producidas por mesotelioma. Así, se estima que, sólo en el Reino Unido, cada año mueren como consecuencia de cáncer relacionado con el amianto un total de 5 500 a 6 000 personas actualmente.

El diagnóstico y las estadísticas sobre los distintos tipos de cáncer (especialmente el mesotelioma, que es difícil de diagnosticar) pueden ser menos fiables en los Estados en donde la sensibilización sobre los riesgos del amianto ha sido menor.

Por lo general, estas enfermedades tardan mucho tiempo en desarrollarse, y normalmente no aparecen hasta por lo menos entre diez y sesenta años después (o incluso más tarde) de haberse iniciado la exposición. El tiempo medio de latencia del mesotelioma a partir de la primera exposición es de aproximadamente treinta y cinco a cuarenta años. Se ha calculado que el período medio de latencia para el cáncer de pulmón oscila entre veinte y cuarenta años.

La inhalación de fibras de amianto no produce ningún efecto nocivo inmediato, por lo que no se adquiere conciencia de su peligro.

El riesgo de asbestosis surge de una elevada exposición al amianto durante varios años, y la enfermedad se manifiesta generalmente más de una década después de haberse iniciado la exposición. No cabe duda de que los casos de asbestosis que siguen notificándose en Europa Occidental son consecuencia de exposiciones elevadas que tuvieron lugar décadas atrás.

El riesgo de contraer cáncer de pulmón y mesotelioma relacionados con el amianto aumentan con la exposición. El hecho de mantener la exposición al amianto tan baja como sea posible reduce el riesgo de contraer enfermedades; sin embargo, no se conoce ningún límite por debajo del cual desaparezca completamente el riesgo de padecer estos tipos de cáncer. Por tanto, es importante seguir la mejor práctica de eliminar o de reducir al mínimo el riesgo de exposición.

Se considera que el riesgo de contraer mesotelioma a lo largo de la vida es más elevado para alguien que haya estado expuesto a una edad temprana que para alguien que haya estado expuesto en una etapa posterior de la vida.

Es de sobra sabido que el cáncer de pulmón es mucho más común en fumadores que en no fumadores. El riesgo de cáncer de pulmón relacionado con el amianto es también mucho mayor para el fumador que para el no fumador.

Si usted emplea a personas cuyo trabajo pueda entrañar una exposición al amianto, debe:

  • seguir las mejores prácticas (expuestas en la presente guía);
  • asegurarse de que estas personas reciban formación e información adecuadas sobre los riesgos;
  • asegurarse de que la comunicación sea efectiva (por ejemplo, que no se rompa por la existencia de barreras lingüísticas);
  • asegurarse de que comprendan la importancia de reducir al mínimo la exposición;
  • proporcionar información sobre el aumento del riesgo que supone la combinación de fumar y estar expuesto al amianto con el fin de animar a los fumadores a que abandonen el hábito;
  • cumplir los reglamentos nacionales relativos a los trabajos que puedan entrañar la presencia de amianto.

Si su trabajo puede entrañar una posible exposición al amianto, debe:

  • ser consciente de los riesgos derivados de la exposición al amianto;
  • comprender la importancia de mantener la exposición tan baja como sea posible;
  • plantearse la posibilidad de dejar de fumar, si es que fuma, y
  • seguir las mejores prácticas, tal como se aconseja en la presente guía, en los trabajos

con amianto.

Si es usted inspector de trabajo, debe:

  • comprobar la disponibilidad de información y de avisos recordatorios (carteles, folletos, etc.) sobre los riesgos sanitarios derivados de la exposición al amianto;
  • comprobar que se ha informado adecuadamente a los trabajadores sobre el riesgo combinado que supone fumar y estar expuesto al amianto, por ejemplo, examinando los folletos o carteles, y preguntando a los interesados;
  • verificar el cumplimiento de los reglamentos nacionales sobre estas cuestiones.

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