Diversificación de Ofertas en las Viviendas


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Diversidad y Pluralidad

 
Alvar Alto: Edificio de viviendas en Lucerna, Suiza (1965-68)
 
Ll. Nadal: Edificio de viviendas en Gavà Barcelona (1995)
 
J. Nouvel, J.M. Ibos: Viviendas experimentales Nemausus en Nimes, France. (1985-87)

La diversidad de tipos de ocupación y la pluralidad de hábitos, necesidades y preferencias justifican que se diversifique la oferta para así proporcionar una vivienda adecuada a todo el mundo. Esta diversificación no se ha de referir únicamente a las viviendas destinadas a las diferentes composiciones de familia nuclear, sino también a las viviendas destinadas a otras formas de convivencia, atendiendo principalmente a la edad y la relación entre sus miembros.

Viviendas estándar y viviendas atípicas

Por su importancia cuantitativa, o por la necesidad de dar respuesta a requerimientos que las viviendas estándar no satisfacen, los principales grupos de convivencia que exigen la construcción de viviendas específicas son los formados por una o dos personas, ya sea permanente o transitoriamente, por razones de trabajo o de estudio.

La diversidad de oferta puede ser muy conveniente para los grupos de ocupación estables, es decir, para los que previsiblemente no han de evolucionar en el futuro. De esta manera, estos grupos pueden disponer de una vivienda ajustada a sus necesidades a lo largo de toda su vida. En cambio, para los grupos en evolución como, por ejemplo, la pareja en proceso de creación de una unidad familiar, esta diversidad de oferta resulta menos interesante.

El ajuste de la vivienda a las sucesivas y variables necesidades futuras puede conducir a un nomadismo incómodo que, teniendo en cuenta el alto coste de los gastos de las transmisiones patrimoniales, fuerce a disponer de vivienda únicamente en régimen de alquiler. El cambio de vivienda en función de la evolución de la unidad familiar puede ser satisfactorio solamente en casos que, hoy en día, todavía son minoritarios: jóvenes profesionales, primeras ocupaciones y mudanzas motivadas por el cambio del lugar de trabajo.

Las viviendas atípicas, ( las no destinadas a familias nucleares) , se suelen concentrar en edificios exclusivos. Las viviendas atípicas que tienen mayor difusión son las destinadas a personas mayores, a estudiantes y a personas desplazadas por razones de trabajo. Sería necesario que se ampliasen también a personas que viven solas, a cohabitaciones de dos personas, a parejas en período de formación de una unidad familiar y a emigrantes.

Viviendas para jóvenes, viviendas para mayores

Se considera que las personas que viven solas aceptan mejor las soluciones innovadoras relativas tanto a aspectos tecnológicos como al modo de vivir. Una característica común de las personas que viven solas es su deseo de relacionarse; conviene, pues, que los edificios en que convivan tengan espacios de relación.

  • Viviendas para jóvenes .

Un caso particular de viviendas para gente que vive sola es el de los jóvenes. A pesar del deseo mayoritario de vivir solos a partir de una determinada edad, la demanda de este tipo de vivienda, está frenada por motivos económicos. Es fundamental que las promociones destinadas a vivienda de jóvenes se ajusten a los condicionantes económicos de los jóvenes.

El régimen de ocupación de estas viviendas es, por el tiempo de uso y por la limitada capacidad económica de sus ocupantes, básicamente el alquiler.

  • Viviendas para mayores.

Las viviendas y las residencias especializadas para gente mayor pueden adoptar formalizaciones y organizaciones muy variadas. Las viviendas normalmente se concentran en edificios con los servicios asistenciales que requieren generalmente las personas de edad. El grado de independencia entre las viviendas, los apartamentos o las habitaciones del conjunto residencial pueden ser muy diferentes. De todas maneras, siempre es apropiado que haya espacios comunitarios que faciliten la relación.

Actualmente hay una tendencia incipiente a la integración de la vivienda de la gente mayor con otros tipos de vivienda, para facilitar su inserción social. De esta manera la gente mayor puede compartir su vida con otros grupos de población.

Normalmente, cuando las personas mayores cambian de residencia desean mantener todas sus pertenencias (mobiliario, elementos de decoración, fotos, etc.) Este hecho, junto con el de que generalmente salen muy poco de casa, hace aconsejable que dispongan de espacios amplios. Sus viviendas deberían tener espacio suficiente para recibir visitas y para disfrutar de la compañía de una persona que las atienda. En general, las viviendas de la gente mayor necesitan de un diseño especial que atienda sus hechos diferenciales, tanto físicos como psíquicos.

El deseo de conseguir una buena cohesión social favorece la convivencia de grupos de ocupación diferente en una misma edificación. Ésta práctica usual en muchos países europeos, sin embargo, tiene sus detractores ya que se argumenta que la mezcla de diferentes grupos de ocupación en un mismo edificio dificulta el funcionamiento de las comunidades por estar constituidas normalmente por personas con intereses, conductas e, incluso, capacidades económicas muy diferentes.

Tanto por razones de simplificación y de racionalización de la construcción, y de buen funcionamiento de las comunidades, existe una opinión extendida que entiende que es preferibler conseguir la cohesión social por la mezcla de los diferentes grupos de ocupación en el barrio y no en el edificio, y que, si se adopta esta última solución, es mejor que los diversos grupos de ocupación se independicen en escaleras diferentes.

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