Regulaciones Localizadas y Locales: ¿La Gestión Espacial Contribuye a la Fragmentación Urbana?

De Construmatica


Logo isf 1.gif Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Ingenieros Sin Fronteras en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de Ingeniería Sin Fronteras
¡Atención! Esté artículo está sujeto a Derecho de Autor.


Veamos una cuestión central:

¿En qué medida esta ingeniería espacial contribuye a la disolución de los vínculos orgánicos entre los subcomponentes físicos y humanos del espacio urbano?

La distinción entre espacialización y territorialización es aquí esencial en la medida en que organiza dispositivos y escalas de regulación diferentes.

El despliegue progresivo de dispositivos compuestos en los espacios urbanizados no es, de hecho, unívoco.

Allí donde la espacialización instaura un sistema policéntrico preservando al mismo tiempo la unidad del marco de acción a escala de la ciudad, la territorialización suscita por el contrario la multiplicación de sistemas de suministro infraurbanos mal o no coordinados entre ellos.

La alternativa está, pues, entre una gobernanza territorial que crea aislados autorregulados y una gobernanza espacial que, sacando partido de recursos específicos para elaborar y estabilizar soluciones locales, gestione las articulaciones con regulacións englobantes. En otros términos, las configuraciones observadas pueden clasificarse en función de sus modalidades de regulación localizadas (espacializadas) o locales (territorializadas).

Preguntarse sobre las relaciones que mantienen la gestión espacial de los servicios y los procesos de fragmentación urbana conduce así a analizar las condiciones de construcción de una diversidad ordenada de la oferta que responde a las espectativas contrastadas de las sociedades urbanas sin contradecir el funcionamiento unificado de las ciudades y el ejercicio de la solidaridad. La existencia de un techo común de normas generales, de mecanismos de compartir (principios y valores, competencias, financiaciones, recurso natural) y de redistribución (tarifario y fiscal) parece, a este respecto, adecuado para reducir los efectos de insolidaridad, si es que pueden intentarse coordinaciones operativas eficaces:

El LWSC a la Ofensiva: ¿hacia un recentralización de los servicios periféricos?

A principios de los años noventa, la distribución de agua potable en la capital zambiana se transfirió a la Lusaka Water and Sewerage Company Ltd (LWSC), compañía privada con un solo accionista público, la Ciudad. Si la independencia institucional de esta sociedad parece mal asegurada, su autonomía financiera es real desde la supresión de las subvenciones, tanto locales como nacionales.

Para mejorar un funcionamiento sostenido desde entonces sólo por los ingresos de la venta de los servicios de agua y alcantarilla, la compañía se esfuerza por sanear las cuentas, ero se llena de deudas y sus instalaciones datan, en lo esencial, de los años sesenta. Su mercado, por otra parte, se ve reducido por la fuga de los habitantes más ricos, que buscan con perforaciones privadas una alternativa a las deficiencias del servicio; y por la acción de los financiadores extranjeros, que equipan los compounds pobres de las periferias con perforaciones y mini redes, fuera del control de la empresa.

A partir de 1996, en el marco de una política de servicio de comunicación de las superficies periurbanas, la LWSC crea las condiciones de una reanudación en mano de la gestión de los puntos de agua colectivos hasta ahora confiados a asociaciones locales con ONG: crea en el mismo una unidad específica para los servicios de las periferias (Peri-Urban une) y decreta los nuevos principios de explotación de las instalaciones colectivas (Peri Urban Strategy Programme).

El objetivo es doble: armonizar dispositivos técnicos y arancelarios dispares; recentral el control jurídico del suministro de los servicios de agua (LWSC que es el único operador que debe disponerse de una licencia oficial en Lusaka, se trata de someter a cualquier otro proveedor de fondos/operador de una mini red a una autorización y a la aceptación de un acuerdo tripartito que asocia el LWSC, la comunidad de habitantes y la ONG/proveedor de fondos).

La puesta en marcha de estos principios, desigual, se basa por ejemplo en la apertura de antenas locales de LWSC encargadas de la recaudación directa de los fees, la remuneración de los fontaneros por la empresa sin pasar por las ONG o los intermediarios locales, la contractualización de los socios que incluyen, en particular, como en el compuesto de Chipata, un aspecto mantenimiento garantizado por la LWSC y facturado al Comité de que reside.

Iniciada en el extenso compuesto de George, esta estrategia debería, a medio plazo, referir todas las servicios de comunicación periféricas. La racionalidad subyacente se alimenta con el acta de fracaso de la gestión "comunitaria" y de los efectos de estallido urbano de la yuxtaposición de microsistemas de comunicación compartimentados. (Fuentes: Dubresson, 2001; Bousquet, 2004).

Conclusión

La territorialización aparece así como una respuesta a la exigencia de diferenciación de los servicios, pero es un reto para el objetivo político de integración. Puesto que sirve los intereses de los proveedores de fondos (centralizados y descentralizados) y los de los intermediarios (sobre todo ONG) que consolidan así su autonomía de portadores de proyectos, ¿puede al mismo tiempo estar al servicio de los objetivos de poderes públicos a la búsqueda de construir o reconstruir sus capacidades de acción y regulación?...

El elogio de los territorios pragmáticos, terreno de una acción colectiva flexible y vectores, allí donde la universalización esá por completar, de una extensión de los servicios no debe conducir a esquivar los nuevos problemas.

La lógica del servicio en red integrada condujo, casi por todas partes en África, a negar el carácter compuesto del servicio de comunicación real, manteniendo al mismo tiempo la ficción de una lógica de oferta fijada sobre normas nacionales e igualitarias de servicio público. Estas normas, en adelante, parecen descalificadas, la definición de las demandas sociales, la coproducción del servicio y también, cada vez más, la de los cuadros que lo vuelve posible devolviendo a los protagonistas locales.

¿Pero, cuál es aquí la buena escala local para preservar un servicio urbano integrador?

¿Qué modalidades de gobernanza multi-nivel es necesario forjar para contrarrestar los efectos de fragmentación?

La ingeniería espacial ofrece a los servicios urbanos herramientas de gestión de la diversidad, pero solo un poder político, en condiciones de definir la amplitud y el papel que se propone conceder a esta diversidad en la sociedad local, puede imponer los esfuerzos necesarios para su regulación.

Artículos Relacionados