Puesta en Obra de los Morteros para Fábricas

De Construmatica

Logo afam.JPG Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la AFAM en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de afam

¡Atención! Esté artículo está sujeto a Derecho de Autor.



Trataremos a continuación una serie de recomendaciones referidas hacia código de buena práctica, a valorar para la correcta ejecución de las fábricas de mortero.


Humectación

La normativa obliga a mojar las unidades antes de ser colocadas para atenuar la succión de las piezas y eliminar el polvo adherido a su exterior originado en su proceso productivo. La humectación final debe ser proporcionada, pues si existe agua remanente en la superficie de las unidades, aumentará la proporción agua/cemento del mortero al contacto con ella y puede inhibirse la succión total o parcialmente según el grado de colmatación de los poros superficiales de las piezas colocadas.

Por otro lado, la estructura porosa de las piezas de albañilería tiende a succionar agua del mortero. Las piezas no suficientemente humedecidas provocarán la deshidratación de la pasta por succión excesiva de aquellas, que sustraerán el agua del mortero imprescindible para la reacción del cemento, lesión conocida como afogaramiento.

Por tanto, es necesario humedecer suficientemente las piezas con cierta antelación antes de su puesta. Su humectación puede lograrse mediante riego o sumergiéndolas en agua unos minutos y extraerlas para proceder a acopiarlas un tiempo hasta que no goteen. De esta forma, tendrán agua suficiente para no robarla al mortero, pero se asegura la absorción a través de las paredes externas de la unidad que facilitarán su adherencia.

Este contenido de humedad no sólo debe asegurarse durante la ejecución de la fábrica, es preciso mantenerlo en el muro o cerramiento recientemente construido si existen condiciones que desequen los materiales. Tal es el caso de humedades relativas bajas, temperaturas altas, viento, etc.


Lluvia

En el caso de precipitaciones es necesario interrumpir la ejecución y proteger la fábrica de la lluvia. Si algún elemento o partes han sido recientemente terminadas deberán igualmente ser resguardadas, pues la lluvia puede erosionar las juntas aún no maduras.

Al proteger la fábrica con plásticos evitamos que el mortero pierda sus áridos finos arrastrados por el agua. Además, disminuimos el riesgo de eflorescencias puesto que se evita la disolución de las sales.


Heladas

Como en el supuesto anterior, en el caso de heladas es necesario detener la construcción y proteger las partes construidas. Una vez reiniciado el tajo es conveniente repasar las fábricas ejecutadas.


Ritmo de ejecución

La altura de los muros construidos en una jornada no debe ser excesiva. Esto se debe a que al aumentar la altura de la fábrica incrementamos las tensiones de compresión especialmente en las hiladas más bajas. Si el mortero, colocado recientemente no ha adquirido aún la resistencia suficiente para soportar el peso se producirá el aplastamiento de los tendeles.


Replanteo

Un correcto replanteo horizontal requiere trazar completamente la planta de los muros a realizar, determinando los huecos y comenzando por las esquinas y quiebros. El replanteo vertical obliga a encontrar el espesor de junta más idóneo para alcanzar la altura prevista, dado que la altura de las piezas es constante.


Juntas

La cantidad de mortero empleada en una fábrica depende de la suma del volumen de sus juntas, que es muy variable al depender de:

En promedios generales, el mortero a través de sus juntas, representa en torno al 20% de la superficie de una fábrica convencional. De ahí su incidencia en la correcta ejecución del conjunto. Podemos diferenciar las juntas según su distribución, acabado y espesor.


Juntas por su distribución. Tradicionalmente las juntas verticales se denominan llagas y las horizontales tendeles. Las llagas deben ser contrapeadas para asegurar la trabazón del muro. Los tendeles deben mantener su continuidad a lo largo de líneas horizontales. En cualquier manual de fábrica puede encontrarse las combinaciones de juntas y piezas (aparejo) y su correcto engarce (leyes de traba).
Llaga y tendel


Juntas por el acabado. En función de su terminación las juntas pueden ser:
  • Enrasadas.
  • Rehundidas.
  • Salientes.
  • Redondeadas.
  • Matadas.
  • A hueso.
Algunos tipos de acabados de juntas


Las juntas salientes no son recomendables por acumular agua y suciedad. No son aceptables rebabas o apósitos superficiales y en las fábricas vistas es preciso proceder a un llagueado y rejuntado, en su caso. Esta operación de repaso da el tipo de acabado final a la junta. Debe realizarse siempre tras el mismo intervalo desde la ejecución de cada hilada para evitar variaciones de aspecto de unas juntas más maduras a otras. No es conveniente esperar demasiado tiempo en retirar el mortero sobrante pues si endurece el proceso es más laborioso.


Juntas por su espesor. Llagas y tendeles deben mostrar un espesor uniforme de acuerdo con las piezas, diseño elegido y replanteo. Normalmente las juntas están comprendidas entre 1 y 2 cm. Los tamaños máximos de árido aconsejables en función del espesor son:


Espesor T máx.
Menor 0,5 cm 2 mm.
Entre 0,5 y 1,5 cm. 3 mm.
Entre 1,5 y 2,0 cm. 5 mm.


Colocación

La superficie de arranque del muro o cerramiento deberá estar nivelada horizontalmente. Si se aprecian irregularidades se repasará el plano de apoyo retacando con mortero. Las piezas de la fábrica (ladrillos, bloques) deben colocarse a restregón, es decir disponiendo cada pieza sobre el mortero a unos 4 ó 5 cm de la pieza adyacente apretándola verticalmente y restregándola para acercarla a la pieza contigua. El mortero rebosante por las juntas en esta operación se retira con la paleta. Para realizar correctamente la colocación es imprescindible aportar una cantidad de mortero suficiente que colmate los tendeles y llagas según los espesores determinados en el proyecto y replanteo. Si alguna junta queda insuficientemente rellena habrá que repasarla con más mortero y presionar con la paleta. Hay que evitar retirar las piezas una vez que han sido colocadas.

Disposición del mortero en fábrica de bloques y de ladrillo


Los muros deben construirse completando cada una de las hiladas en toda la traza del edificio, evitando subir más en unas zonas que en otras. Si por algún motivo no fuera posible seguir este proceso se dejará un escalonado ascendente en la parte que se construye primero, de forma que lo ejecutado posteriormente monte sobre el escalonado.

Escalonado de hiladas


En el caso de construcción de muros monocapa (bloques) donde deba vigilarse el comportamiento higrotérmico, suele recomendarse disponer el mortero siguiendo dos cordones paralelos inconexos dejando la parte central vacía para romper posibles puentes higrotérmicos, dada la inexistencia de cámara. En estos casos se seguirán las instrucciones del suministrador de los bloques.

Presencia de aditivos

Antes de comenzar a ejecutar la totalidad de la fábrica resulta aconsejable realizar muretes de prueba que muestren la interacción entre el mortero y las piezas a colocar. En fábricas vistas, esta medida es muy aconsejable si el mortero porta aditivos que catalicen reacciones no esperadas y puedan generar eflorescencias, cambios cromáticos, manchas u otras alteraciones visibles.


Los morteros secos utilizan aditivos cuya composición y dosificación se encuentran suficientemente testadas por los laboratorios de las empresas suministradoras, siendo infrecuente resultados estéticos inesperados. No obstante, debe tenerse en cuenta que los resultados dependen igualmente de la naturaleza de los ladrillos o bloques.


Acabado estético

En lo relativo a su apariencia conviene ejecutar paneles de muestra previos, para ver su aspecto real en combinación con las piezas. En la construcción de muros de cara vista es especialmente indispensable mantener una uniformidad en las características del mortero, particularmente en el color. Una dosificación inadecuada, variaciones en la composición, morteros fabricados en distintas etapas, acopios contaminados, etc. alteran sensiblemente el aspecto final del material pudiendo acarrear variaciones estéticas evidentes en las fachadas de carácter irreversible. Acudir a morteros industriales atenúa el riesgo de estas desigualdades, por su gran homogeneidad y protección en la obra.

Acabado de juntas en fábrica de ladrillo y bloque


Respecto a su ejecución, debe asegurarse la planeidad del intradós y extradós del muro manteniendo su paralelismo y verticalidad. Para ello es conveniente usar plomadas que coincidan con las juntas alternas verticales. Para determinar la horizontalidad de las hiladas se replantearan miras a intervalos regulares unidas por hilos que guíen los tendeles.

Medios auxiliares para levantamiento vertical y horizontal de la fábrica


Por su control, distribución y homogeneidad, los morteros secos garantizan las características necesarias para una ejecución de alta calidad de los muros de fábrica vista, asegurando la uniformidad en la textura, tono y color a lo largo de la obra.


Almacenaje

Los morteros ejecutados en obra requieren asegurar superficies limpias, secas y evitar el contacto con cualquier agente capaz de alterar las características o composición final de la mezcla. Idénticamente sucede con aquellos morteros industriales que se sirven en gran cantidad y quedan a la intemperie. En todos estos casos debe vigilarse y protegerse los espacios o receptáculos dispuestos a tal fin. La posible suciedad en el acopio de los materiales componente, receptáculos de almacenaje, exposición a agua de lluvia, etc. puede influir en el aspecto final de las juntas de mortero, que derivan en cambios estéticos de color, tono, etc. en los paños de la fachada. Lo ideal es producir el mortero que se va a consumir, para evitar desperdicios o aprovechamientos lesivos.


Los morteros secos por su sistema de distribución garantizan en todo momento la protección de la masa a mezclar, libre de ensuciamientos que alteren diferencialmente el acabado estético del material.


Complementos

En determinadas ocasiones puede ser necesario, a criterio del proyectista, la utilización de anclajes o llaves en el muro. Estos elementos tienen diversas misiones como garantizar la traba entre hojas de un muro; el engarce para asegurar el monolitismo del conjunto estructural; conectar y sujetar revestimientos, etc. En la mayoría de los casos consisten en dispositivos metálicos insertados en las juntas del muro de fábrica, y dispuestos durante su ejecución. Están, por tanto, en contacto con el mortero y son susceptibles de oxidación. Por ello, es recomendable que todos los anclajes, pernos o llaves sean de acero inoxidable o galvanizado evitando su deterioro.


Precauciones

En circunstancias especiales puede ser necesario asegurar la estabilidad de los muros que se van construyendo. Hay que tener en cuenta que el conjunto estructural está proyectado para responder una vez que se ha completado íntegramente, pero durante la ejecución determinadas partes avanzadas pueden verse sometidas a acciones no previstas, al trabajar como un elemento independiente y no aún dentro del sistema estructural. Es por ello que se recomienda ejecutar, si es posible, al mismo ritmo y simultáneamente todos los muros. Puede ser necesario el arriostramiento provisional del muro mediante elementos auxiliares que eviten cualquier movimiento hasta que el conjunto esté finalizado cuando existan:

  • Elementos exentos o particularmente expuestos a acciones como el viento.
  • Fábricas aún no maduras por la falta de fraguado del mortero.
  • Ausencia del peso de los forjados que atenúe acciones horizontales.

Otra precaución relativa a los muros con cámara radica en evitar la caída de mortero a su interior.


Morteros en contacto con ladrillos de baja succión

El apartado sobre adherencia explicaba la interacción pieza-mortero según un proceso físicomecánico donde el mortero en estado plástico aplicado sobre las piezas facilita que el cemento penetre en los poros del ladrillo. Al formarse las agujas del cemento hidratado completandose el fenómeno de fraguado se generan enlaces físicos entre el mortero y el ladrillo colocado. En el caso de ladrillos de baja succión (por ejemplo, vitrificados), que pueden llegar hasta valores de 0,01 g/cm2min, su porosidad superficial es sustancialmente menor que lo común. El ladrillo apenas succiona la lechada y, por tanto, no permite adherencia mecánica. Consecuentemente se decrementa o inhibe el mecanismo de anclaje comentado anteriormente, pues los morteros convencionales no tienen por que poseer una importante adherencia química (resinas). Así, para un mismo mortero dado, la adherencia resultante con un ladrillo de baja succión resulta muy inferior a la obtenida con una pieza convencional, de mayor porosidad.

Otro efecto secundario observable, en el caso de baja succión, radica en que la junta se hunde o se estrangula debido a que el mortero permanece fresco mucho tiempo. La demora en el fraguado facilita que, al ir añadiendo peso, los tendeles se aplasten y el mortero rebose ensuciando el paño.

Para paliar estos efectos pueden seguirse algunas recomendaciones:

Referentes al mortero:

  • Minorar la cantidad de agua y las relaciones agua/cemento manejadas, que condicionan la consistencia del mortero. El ladrillo por su baja succión, apenas influirá en el contenido de agua que presente el mortero en estado fresco. En este sentido, es aconsejable prescribir morteros con una relación agua/cemento baja. El exceso de agua reduciría la resistencia, retrasaría el fraguado y ensuciaría la fachada al no ser absorbida desde la junta.
  • Al reducirse la cantidad de agua el mortero puede perder trabajabilidad. Por ello es preciso:
Procurar dosificaciones que permitan obtener morteros plásticos.
Utilizar cal hidratada.
Utilizar aditivos plastificantes debidamente controlados según la Norma UNE 83.200.84. Desconfiar del añadido in situ de plastificantes y tender a morteros ya preparados que los incorporen.
  • Exponer al fabricante del mortero la aplicación a la que va destinado, pues es factible adaptar su fórmula a piezas de baja succión.
  • Prescribir morteros de denominación alta M-10.
  • Incrementar moderadamente la proporción de cemento para aumentar así la adherencia.
  • Dotar al mortero de un alto contenido en finos.
  • En ladrillos clinker no es necesario utilizar aditivos hidrofugantes en el mortero.
  • Con carácter general, y especialmente en este caso, no añadir agua a la mezcla para su reamasado


Referentes al ladrillo:

  • Impermeabilizar sólo la cara vista, por tratamientos de pulverización del hidrófugo y no de inmersión.
  • No humedecer los ladrillos. Pues por su baja succión, el fraguado del mortero queda asegurado. El pliego para la Recepción de Ladrillos Cerámicos (RL-88) especifica sólo imprescindible humedecer las piezas a partir de succiones de 0,15 g/cm2.min.


Por la evidente complejidad y número de factores enumerados es recomendable acudir a un mortero fabricado específicamente para el caso de ladrillos de baja succión. Los morteros secos pueden diseñarse teniendo en cuenta los parámetros más adecuados para evitar problemas en este caso particular de fábricas. Su control, distribución y homogeneidad garantizan las características necesarias para una ejecución de alta calidad de los muros de fábrica vista, asegurando la uniformidad en la textura, tono y color a lo largo de la obra.


Morteros en contacto con ladrillos de alta succión

Supone al caso inverso al anterior. En el empleo de estas unidades de fábrica, con succiones superiores a 0,10 g/cm2 min, hay que contemplar cuidadosamente la posibilidad de deshidratación del mortero. En efecto, el ladrillo presenta un elevado poder para succionar el agua con la que entra en contacto en su superficie. Al contactar con la pasta absorbe en gran medida el agua de ésta y la reseca rápidamente. Entonces, la interfase ladrillo-mortero presenta escasa adherencia, por lo que las piezas pueden llegar a desprenderse. Para evitar o paliar este efecto si utilizamos ladrillos con alta succión, podemos actuar en dos direcciones:

Respecto al mortero:

  • Cuidar especialmente la dosificación de los morteros y su suficiente contenido en agua.
  • Utilizar retenedores de agua (tipo metil-celulosas de viscosidad intermedia) o morteros mixtos de cal hidratada que reducen la pérdida de líquido en el seno de la pasta y aseguran la adherencia.


Respecto al ladrillo:

  • Humedecer bien por inmersión o por riego las piezas con antelación de algunas horas y dejarlas orear. De este modo, al estar suficientemente saturadas de agua, no absorberán la humedad propia del mortero.


En resumen, la utilización de ladrillos con características no convencionales exige aplicar morteros prescritos a medida que eviten una deficiente interrelación con tales piezas. La experiencia y el control de la composición y dosificación específicas aportadas por la tecnología industrial de los morteros secos puede prevenir tales desajustes, garantizando suficiente resistencia, adherencia y estanqueidad.


Artículos relacionados