Papel de la Ingeniería en la Acción Humanitaria

De Construmatica


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Poblaciones Vunerables a los Desastres

Según la Oficina Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO), más de 300 millones de personas se ven afectadas cada año por desastres naturales, que son el resultado de numerosos factores, y no simples casualidades estadísticas o caprichos de la naturaleza.

Del mismo modo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que actualmente más de 45 millones de personas son refugiados o desplazados internos como consecuencia de conflictos armados, situaciones de violencia o violaciones de los derechos humanos (muchos de ellos olvidados por la comunidad internacional, los medios de comunicación y la ciudadanía de los países desarrollados). El grueso de todas estas personas viven en países en vías de desarrollo.

Los desastres se producen por un evento concreto (natural o humano), que evidencia claramente problemas estructurales que afectan a las poblaciones más pobres y marginadas (acceso y control de los recursos, discriminación, pobreza, marco jurídico-legal, etc.).

Cualquier desastre afecta de forma mucho más directa a estas poblaciones, polarizando todavía más las inequidades y la brecha social.

Por ello, y sin negar la influencia de los factores naturales en el desastre, la vulnerabilidad aparece como un concepto directamente relacionado con la mayor o menor afección del mismo. En este mismo sentido, la reducción del riesgo se plantea como una estrategia necesaria para reducir los efectos negativos de los desastres.

Acción de la Ingeniería para Ayuda Humanitaria

Dentro de este contexto, la ingeniería constituye una de las herramientas fundamentales en la ayuda humanitaria, tanto en los momentos críticos de la fase aguda de respuesta (ayuda de emergencia) como en las posteriores etapas de rehabilitación y reconstrucción para acompañar una progresiva recuperación de la normalidad. El trabajo de los técnicos también puede tener un papel relevante en otras facetas tal vez menos evidentes, pero igual de importantes, como las actuaciones orientadas a la prevención, preparación y mitigación de desastres.

El fin último de toda respuesta humanitaria -y de la acción humanitaria en su conjunto es salvar vidas y aliviar el sufrimiento de las personas afectadas. En particular, en los momentos cruciales de la fase de emergencia, las decisiones técnicas e ingenieriles resultan clave para garantizar la eficacia y eficiencia de la respuesta, permitiendo una mayor cobertura de las necesidades básicas.

Sin embargo, una ayuda de emergencia puntual que no contribuya al desarrollo a más largo plazo sólo tendrá efectos paliativos (importantes y legítimos en sí mismos) y no contribuirá a evitar potenciales crisis futuras. También ahí, en todas estas fases anteriores y posteriores al pico de la emergencia, la ingeniería puede y debe jugar una contribución diferencial.

Celeridad y Eficiencia Salva Vidas

En el momento de la respuesta, la rapidez y habilidad con la que se comprenda el contexto, se determinen las necesidades básicas, se analicen las distintas alternativas y se pongan en marcha todos los mecanismos de actuación puede suponer reducir de forma significativa las cifras de mortalidad y morbilidad de los afectados. Así, se podrá garantizar que en un plazo razonable la población vea cubiertas sus necesidades básicas y aspectos intangibles de dignidad, intimidad y respeto como ser humano.

La componente técnica y la comprensión y capacidad de adaptación a un contexto específico (geográfico, físico, cultural, político, económico y técnico) son dos elementos indisociables de la ecuación. Ambos elementos deben estar presentes en cualquier actuación.

La mayoría de las catástrofes no pueden predecirse, y mucho menos el impacto que pueden tener sobre las poblaciones afectadas y sus infraestructuras.

La eliminación de todos los riesgos es imposible. Sin embargo, sí es posible elevar el nivel de protección comunitaria y su infraestructura frente a determinados peligros, dotándose de capacidades, preparándose mejor, y trabajando sobre el peligro o la vulnerabilidad específica de las personas, reduciendo así el impacto y las consecuencias que un desastre puede provocar.

Aspectos Técnicos que Desempeña la Ingeniería

Desde el mundo ingenieril, existen muchas medidas técnicas, prácticas tradicionales y experiencias públicas que pueden reducir el grado o la gravedad de los desastres. En la segunda mitad del siglo XX se identificó mayoritariamente la acción humanitaria en emergencias con la provisión de alimentos y asistencia médica a las personas directamente afectadas por un desastre. Sin embargo, en las últimas décadas las agencias humanitarias han desarrollado una concepción más integral de su marco de intervención.

Si hace un par de décadas se ponía el énfasis en las acciones de respuesta y ayuda humanitaria, actualmente se reconoce el peso que vulnerabilidad y exposición al riesgo tienen en las consecuencias de los desastres y la necesidad, por tanto, de trabajar en todas las estrategias de prevención, preparación o mitigación orientadas a la reducción del desastre.

Desde el punto de vista de la actuación por disciplinas, la inicial concepción de la necesidad de médicos y logistas en la curación y provisión de alimentos, se ha ampliado a la utilización de otros especialistas, en particular los técnicos, como personal clave en la propuesta e implementación de soluciones, tanto en la preparación como en la respuesta ante un desastre (Engineering in Emergencies, Registered Engineers for Disaster Relief, 2002):

  • Ordenación del territorio y planificación de los usos del suelo,
  • Reforestación en el entorno,
  • Adaptación de las técnicas de cultivo,
  • Obras de drenaje,
  • Barreras muertas,
  • Puentes colgantes,
  • Sistemas de radiocomunicación,
  • Centros de gestión de riesgos, etc.

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