Naturaleza de los Riesgos Oculares en el Entorno Laboral

De Construmatica

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Los efectos en el ojo humano de los daños debidos a los diferentes riesgos son numerosos y complejos y su severidad varía desde una simple irritación a la ceguera total.

Riesgos de naturaleza mecánica

Fuentes

Las operaciones mecánicas constituyen la fuente más evidente de riesgos, siendo las más frecuentes las lesiones oculares provocadas por la proyección de partículas, el choque con objetos estáticos, la penetración de partículas finas, la abrasión por materias fibrosas o follaje, al igual que por las quemaduras debidas a líquidos calientes y materias sólidas en fusión.

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Durante el transcurso de ciertas operaciones de mecanizado, las virutas aceradas proyectadas por una pieza o por la parte rota de una herramienta pueden convertirse rápidamente en proyectiles, cuando sus velocidades son suficientemente altas. En las fundiciones y acerías los riesgos potenciales de proyección de metal en fusión están permanentemente presentes, y existen riesgos por caídas de objetos y por contacto con aristas vivas, que aumentan aún más los riesgos de lesión ocular.

En los trabajos en canteras y en el sector de la construcción, hay riesgos evidentes relacionados con la proyección de astillas y con la emisión de nubes de polvo.

Riesgos similares se dan en el sector de explotación minera, de la albañilería en piedra, de la escultura y de la restauración de edificios.

Las actividades forestales y de acondicionamiento del terreno presentan igualmente riesgos potenciales debidos a la hojarasca cortante, al rebote de las sierras de cadena y a la proyección de fragmentos por las herramientas de motor y las máquinas.

La explosión de frascos en los laboratorios, las nubes de polvo emitidas durante el decapado de automóviles y las areniscas creadas en las operaciones de granallado son otros ejemplos de riesgos mecánicos constitutivos de las causas tradicionales de lesiones oculares.

Consecuencias

Las lesiones oculares causadas por riesgos mecánicos tienen una gravedad que puede extenderse desde la simple irritación debida a la entrada de polvo fino, hasta la pérdida total de la visión provocada por impactos de elementos con una velocidad o masa elevada, o por un contacto importante y directo con metales en fusión.

La córnea puede ser fácilmente erosionada por las partículas de polvo finas. Como consecuencia puede resultar una incomodidad o una molestia cuya duración puede variar desde algunos minutos a varios días, dependiendo de la gravedad de la erosión. Lesiones más graves causadas a la cornea conllevan una reducción de la visión.

Los objetos acerados en suspensión con una masa y velocidad suficientes pueden penetrar fácilmente en la cornea perforándola y causar desgarramiento del iris e incluso afectar al cristalino. Las lesiones físicas del cristalino y de sus músculos pueden provocar una pérdida definitiva de la acomodación.

Los cuerpos extraños con bajo poder de penetración pueden ser retirados inmediatamente por las lágrimas, mientras que mayores cantidades necesitan una eliminación ayudada por baños oculares u otros tratamientos más intensos realizados en un entorno médico especializado.

Riesgos Químicos

Fuentes

Existen numerosas fuentes de riesgos químicos que se presentan en forma de polvo muy fino, aerosoles, líquidos, humos, vapores y gases.

Los riesgos químicos aparecen de forma potencial menos evidente que los riesgos mecánicos. A manera de ejemplo, el polvo fino de cemento que penetra en pequeñas cantidades en el ojo puede no representar ningún riesgo mecánico serio, pero la fuerte alcalinidad de los materiales de este tipo puede causar quemaduras de la córnea muy graves.

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Numerosos insecticidas utilizados en las pulverizaciones agrícolas y emitidas bajo forma de aerosoles presentan riesgos evidentes para los agricultores. La pintura a pistola, barnizado y otros procedimientos de lacado y tratamiento superficial, implican el empleo de sustancias químicas emitidas bajo forma de aerosoles, y además de la nocividad de la sustancia en sí misma, esta puede estar acompañada por un disolvente químico aún más peligroso.

Los riesgos relacionados con las sustancias químicas líquidas son generalmente más evidentes que en el caso de aerosoles, vapores o gases y son debidos a sustancias proyectadas fuera de sus recipientes durante la decantación y la homogeneización, principalmente cuando mezclas no controladas son llevadas al punto de ebullición debido a una reacción exotérmica.

Los humos emitidos en la combustión son otra causa potencial de irritaciones oculares y dan lugar a otras lesiones graves, en tanto que un importante número de vapores y gases pueden tener un efecto nocivo sobre el ojo, incluidas sustancias de uso industrial normal tales como la acetona, el cloro, el formaldehído, el sulfuro de hidrógeno, el dióxido de azufre y el tolueno.

Mientras que los riesgos debidos a los humos son visibles y se puede detectar su presencia, hay un gran número de vapores y gases que son invisibles. Además de las fugas provenientes de contenedores y tuberías, los riesgos son igualmente debidos a las vaporizaciones de sustancias químicas líquidas en el transcurso de operaciones de decantado, homogeneización y reciclado de sustancias.

Por ultimo, los riesgos biológicos provenientes del medio médico y estomatológico causado por la proyección de sangre y tejido corporal infectados por virus, constituyen otro riesgo evidente pudiendo en gran medida ser considerados como que forman parte de los riesgos químicos.

Consecuencias

Las proyecciones líquidas de sustancias muy ácidas o alcalinas pueden causar graves quemaduras de la córnea y provocar serios trastornos de la visión. Incluso proyecciones de corta duración o bajo forma de finos aerosoles de tales sustancias pueden originar irritaciones y conjuntivitis.

Las substancias químicas líquidas peligrosas son sobre todo los ácidos o las bases. Una sola gota de un ácido en la córnea puede provocar una úlcera que comporte ulteriormente la formación de una cicatriz. Cuando una gran cantidad de ácido toca el ojo y sus alrededores, habrá que esperar daños duraderos tras la formación de cicatrices. Las bases provocan a menudo mayores daños que los ácidos. Unas pocas gotas bastan para enturbiar la córnea definitivamente. Pueden así mismo provocar con posterioridad una adherencia entre la córnea y los párpados. El ojo pierde movilidad en la órbita.

Los vapores de los combustibles y ciertos hidrocarburos pueden reducir el contenido de oxígeno existente en los líquidos naturales del ojo, provocando una situación conocida con el nombre de distrofia de la cornea que se manifiesta por una inflamación del ojo y de la superficie interna de los párpados.

La exposición a un determinado número de sustancias químicas puede ser origen de inflamaciones del nervio óptico, situación conocida como neuritis óptica.

Las conjuntivitis también pueden ser debidas a reacciones alérgicas al contacto de un gran número de sustancias químicas, pólenes y agentes biológicos.

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