Injusto Reparto, Injustas Consecuencias. Kioto a Juicio

De Construmatica


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Al final, en las negociaciones del Protocolo de Kioto no fue posible alcanzar un acuerdo sobre un objetivo uniforme para todos los países y se optó por fijar metas individuales cuya determinación no se basó en ninguna fórmula rigurosa u objetiva, sino que fue el resultado de una negociación y un compromiso político.

La Responsabiidad sobre el Control de Emisiones de CO2

La media mundial de emisiones por habitante es una referencia muy ilustrativa sobre la responsabilidad de los diferentes países en el cambio climático.

Estados Unidos, principal emisor de CO2, emitió durante el año 2000 el 26% del CO2 fósil mundial y sus cantidades por habitante, 22,4 Tn CO2/hab, son casi 6 veces la media mundial.

La Unión Europea es la segunda en el ranking con el 14,6% del CO2 fósil, pero se encuentra bastante por detrás de EE.UU. en emisiones per cápita: 9,5 Tn CO2 /hab. China, hacia donde comienzan a dirigirse miradas acusadoras, es responsable del 10,7% de las emisiones mundiales de CO2 fósil, pero el monto por habitante, casi 2 Tn CO2/hab, está por debajo de la media. Desde 1990 sus emisiones de CO2 debidas al uso de combustibles fósiles han crecido menos de la mitad que las de EE.UU.

El Impacto del Cambio Climático en los Países en Desarrollo

Puesto que los impactos del cambio climático serán más graves cuanto mayores sean las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero, y que en todo caso afectarán de forma desproporcionada a los países en desarrollo y a la población más pobre en todos los países, existe un injusto reparto de responsabilidades.

La pobreza, la ausencia de formación y educación, la falta de infraestructura, la falta de acceso a tecnologías, la falta de diversidad en las fuentes de ingresos, una base degradada de recursos naturales, y unas instituciones públicas y privadas con muchos problemas y poca capacidad de reacción, crean las condiciones propicias para una escasa capacidad de adaptación en la mayoría de los países en desarrollo.

La combinación de la exposición a un riesgo alto y una escasa capacidad de adaptación ponen a la población de estos países en una posición más vulnerable a los problemas climáticos que la de los países desarrollados. (Rois, 2005).

La injusticia fundamental en que los países con los niveles de vida más altos han sido los principales responsables del aumento de los gases de efecto invernadero, pues las primeras regiones industrializadas (Europa, América del Norte, Japón y otras) consolidaron su riqueza dejando escapar a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

Estas responsabilidades históricas no tienen una adecuada contrapartida en los compromisos de reducción que tampoco son acordes con la capacidad económica de cada uno para afrontar cambios tecnológicos (P. ej. dentro del objetivo asumido por la UE de reducción global de emisiones en un 8% para la Europa de los 15, sólo ocho deben disminuir respecto al año 1990).

Además, el Protocolo de Kioto nació mutilado sin el compromiso obligatorio de EE.UU. el principal causante del cambio climático en el planeta (Las emisiones medias de un estadounidense son de 23,7 toneladas de CO2 por persona, que equivale a las de 13 ciudadanos indios según World Resources Institute 2005).

Por tanto, las consecuencias del cambio climático y el reparto de responsabilidades asumidas exacerban las relaciones ya problemáticas entre las naciones ricas y pobres.

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