En Identificación y Planificación. Aplicaciones de las TIG en las ONG

De Construmatica


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Una base de datos sobre el territorio, actual y de calidad, georreferenciada e integrada en un SIG (con información tipo espacial, socioeconómica, etcétera, así como la recogida en trabajos y reconocimientos de campo) permite una interpretación más intuitiva de las características del mismo, facilitando la identificación de necesidades, recursos y potenciales de la región a intervenir.

En el conjunto de la cooperación suelen darse situaciones claramente desequilibradas: una marcada concentración de proyectos y actuaciones en ámbitos geográficos muy concretos; y por otro lado, en otros –tal vez más necesitados–, escasez o inexistencia de éstos. Price (1999, citado en Bebbington, 2004) evidencia a nivel internacional una desigual presencia de las ONGD y de la contribución de sus intervenciones al desarrollo, al concentrarse en determinadas áreas geográficas; desigualdad que también se reproduce en el interior de los países, con una tendencia a situarse en zonas bien comunicadas, cerca de carreteras asfaltadas o, preferentemente, en las proximidades de áreas urbanas (Bebbington, 2004).

A este desequilibrio territorial podría estar contribuyendo una falta de coordinación entre cooperaciones de diferentes países, así como el desconocimiento –generalizado entre las ONGD– de las actuaciones concretas que desarrollan otras organizaciones similares en cualquier parte del mundo y en la región donde se pretende intervenir.

Figura 2. Página Electrónica del Servidor Web Mapping de Cruz Roja Española

Fuente: cruzroja.webmapping.net

En este sentido, los SIG podrían hacer importantes contribuciones; por ejemplo, extender hábitos de intercambio para compartir y difundir la información básica sobre los proyectos ejecutados o en ejecución.

La experiencia recogida en CICODE (2000) puede servir como ejemplo a seguir.

Los proyectos puestos en marcha por Cruz Roja Española en diferentes comunidades de Honduras fueron georreferenciados y, haciendo uso de la tecnología WebMapping, se hicieron accesibles a toda la comunidad humanitaria, permitiendo conocer dónde se están ejecutando proyectos en el país, de qué tipo son y cuáles son las zonas más desatendidas. En función de todo ello, cualquier otra organización podría determinar si es necesaria o no su intervención y, en su caso, en qué sector y grupo objetivo intervenir.

Por otro lado, utilizar las posibilidades que dan los SIG para generar escenarios y modelos, contando previamente con información geográfica básica en formato digital, junto con una base de datos asociada, permitiría enfrentar crisis humanitarias previsibles, como por ejemplo las derivadas de desastres naturales o tecnológicos (CICODE, 2000), e identificar áreas prioritarias de actuación.

En algunos casos, se trata de desastres que son posibles de anticipar, gracias a los sistemas de predicción y seguimiento; en otros, no es posible saber con certeza dónde y cuándo se concretarán, pero sí es posible, gracias a las investigaciones científicas y con la ayuda de los SIG, estimar su "territorialidad", prever daños y efectos potenciales, población que puede ser afectada, partes del territorio más vulnerables, etcétera.

Con ello, las ONGD podrían elaborar planes de prevención para disminuir la vulnerabilidad de la población y de los recursos, mitigar los posibles daños…; también, planes de emergencia para una respuesta más rápida y racional, con la previa selección y localización de equipamientos y recursos estratégicos, centros de abastecimiento y de atención a la población afectada, entre otras cosas.

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