Características Materiales de los Residuos de Excavación y Demolición de Tierra Superficial y de Excavación

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PortadaMinimizacion.PNG - Itec.gif - LogoProgramaLife.PNG NOTA: Este artículo ha sido creado gracias al Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña - ITeC mediante el Programa Life de la Comisión Europea (Proyecto Life 98/351), en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. Pertenece a la publicación Manual de Minimización y Gestión de los Residuos en las Obras de Construcción y Demolición. Puedes descargar gratuitamente la publicación [PDF, 1,16MB]. ¡Atención! Este artículo está sujeto a Derechos de Autor. © ITeC, 2000.
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Aunque ambos materiales (tierra superficial y de excavación) son tierras que forman parte del terreno, sus diferentes características obligan a considerar diversas alternativas de reutilización, de modo que las trataremos por separado.

Tierra Superficial

Es un material delicado, pero muy útil. Se debe procurar utilizarla lo antes posible después de haberla extraído.

La tierra superficial es la capa orgánica del suelo, la que sostiene la vegetación. Es, en efecto, un material delicado, que se debe utilizar de inmediato. Si no fuera posible, pero está previsto reutilizarla al final de la obra, se debe almacenar cuidadosamente.

La alternativa más recomendable es utilizar la tierra superficial para la formación del paisaje artificial de la propia obra: en la urbanización de las zonas verdes, como jardines y parques, y en todos los lugares en que se prevé la plantación de vegetación. Cuando, debido a las características de la obra, no sea posible reutilizarla, conviene contemplar otras posibilidades que la simple opción de enviarla al vertedero: es posible que otras obras próximas necesiten esta clase tierras para los usos que hemos descrito.

Otras aplicaciones de interés son, por ejemplo, la reutilización en la restauración de suelos contaminados, en rellenos de tierras, en terraplenes y en la reposición de perfiles de canteras abandonadas.

Esta clase de tierra se puede mezclar con otros materiales para ampliar así la gama de productos resultantes y sus aplicaciones potenciales. Una de estas aplicaciones consiste en mejorar su composición con la adición de arena, fertilizantes o cortezas de árbol trituradas.

Como ya hemos expuesto al principio, el almacenamiento cuidadoso de las tierras es imprescindible para conseguir mantener las cualidades del material. En este sentido se deberán observar las siguientes recomendaciones:

  • Almacenar las tierras superficiales de manera que no exista peligro de contaminación con otros residuos.
  • Evitar los daños que puede ocasionar el tráfico de los vehículos: no se debe permitircircular sobre las tierras porque se daña su estructura.
  • Delimitar un lugar exclusivo para el almacenamiento de las tierras, formando pilas de una altura inferior a dos metros (si son más altas, la presión sobre las mismas también daña su estructura).
  • La tierra se debe mantener tan seca como sea posible, y la forma más fácil de conseguirlo es utilizándola lo antes posible.
  • La tierra, una vez almacenada, sólo debe ser movida para reutilizarla, porque los movimientos causan su deterioro.

Tierras sobrantes de excavación

Si los movimientos de tierras necesarios para la ejecución de las obras se planifican correctamente, las tierras de excavación se pueden utilizar en la misma obra.

El transporte de las tierras sobrantes de excavación al vertedero causa contaminación, y ocupan en él un espacio que debería destinarse a otros materiales más difíciles de valorizar. Por lo tanto es imprescindible que se planifiquen los movimientos de tierras necesarios para así de reducir los sobrantes, y que se planifiquen desde el proyecto mismo, estableciendo cómo manipular el terreno para que se produzca la menor cantidad de tierras sobrantes. Y, en efecto, se pueden ejecutar diversas alternativas: elevar la cota del terreno, restaurar zanjas de préstamo, no excavar demasiado los cimientos, rehacer el paisaje, etc.

Asimismo, antes de decidir el traslado al vertedero, hay que prever la forma más sencilla posible para el movimiento de volúmenes de tierra, y que, en algunos casos, se deberán conservar algunos sobrantes de excavación durante más tiempo del previsto, por si más tarde es necesario un eventual reemplazo de material poco apropiado o contaminado.

Por lo demás, hay que tener en cuenta que el transporte de las tierras al vertedero supone un coste económico apreciable, de modo que si evitamos ese transporte, podemos llegar a reducir el coste total de la partida referida al movimiento de tierras (cuando el vertedero no está próximo a la obra, el transporte de un metro cúbico de tierras llega a ser tan caro como su extracción). Y en cuanto al transporte, un importante requerimiento: es imprescindible que los camiones que lo realizan (tanto si es al vertedero como a otra obra) lleven los sobrantes de tierra tapados, ya que fácilmente podrían ensuciar partes del recorrido.

En definitiva, se trata de minimizar el volumen de los sobrantes de la excavación que han de ser desplazados fuera de la obra, porque el transporte innecesario malgasta energía, genera polución y cuesta dinero.

Por último, es igualmente importante asegurarse que las tierras no han sido contaminadas por usos anteriores o por las actividades desarrolladas sobre ellas (es el caso, por ejemplo, de la contaminación por contacto con residuos tóxicos producidos en la fabricación de productos diversos, o de la de edificios con usos especiales, como los hospitales). En ningún caso se debe intentar reutilizar ningún material que pueda estar contaminado si previamente no se limpia y un equipo experto no aplica técnicas específicas de reutilización.