Sumideros. Kioto a Juicio: El Protocolo Ante el Calentamiento Global

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El Protocolo de Kioto introdujo la posibilidad de descontar cuotas de emisión recurriendo a incluir en la contabilidad la absorción de CO2 de los bosques y la materia vegetal en general.

Se parte de las estimaciones globales de absorción neta de gases de efecto invernadero por la cubierta vegetal y el suelo.

De partida, el método aparece como poco fiable, pues tiene una evaluación del 90% de confianza con unos límites de error del 140%.

El IPCC ha venido expresando sus reservas al uso de sumideros, tanto por las incertidumbres sobre la contabilización del carbono absorbido como por su permanencia.

Es difícil computar con rigor la cantidad de CO2 fijado por los sumideros vegetales, ya que debe hacerse por el balance de carbono en toda el área forestal, considerando la materia orgánica viva o muerta, la biomasa sobre y bajo el suelo, el carbono del suelo etc. Por ejemplo, los datos de que dispone la Administración española tan solo son de biomasa aérea.

Los últimos informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) apuntan que los propios efectos del calentamiento global pueden limitar la función de fijación de las formaciones vegetales.

El aumento de temperaturas y la reducción de las precipitaciones provocarán disminuciones de la densidad del arbolado o de especies, e incluso su sustitución por matorrales u otra vegetación de menor porte (es decir, menos biomasa sobre la que fijar el dióxido de carbono).

Es más, parece que el cambio climático provocará un balance negativo de carbono en las plantas (emitirán más CO2 que el que tomen de la atmósfera).

Aunque los bosques tradicionalmente se han comportado como sumideros de carbono, pasarían a ser fuentes de gases de efecto de invernadero.

Por tanto, las masas forestales son sistemas reversibles, que pueden convertirse en el futuro en fuentes de CO2, o súbitamente en el presente mediante los incendios.

Además, no hay que olvidar las posibles repercusiones negativas que pueden tener las repoblaciones forestales, especialmente si se utilizan especies de crecimiento rápido (en nuestro país, las distintas clases de pino, arizónicas o eucaliptos) debido a las radicales transformaciones que pueden implicar en los ecosistemas.

Los bosques naturales tienen una capacidad de mantener y fomentar la biodiversidad de la que carecen los de plantación y su papel como absorbedores de carbono puede ser mucho más eficaz que el de las especies de crecimiento rápido. La conservación de los bosques autóctonos consolidados debe ser prioritaria y las políticas de fomento de sumideros no pueden entrar en competencia con ellos.

Señaladas los inconvenientes del uso de mecanismos de flexibilidad y los sumideros, el esfuerzo debe dirigirse, con más determinación de la mostrada hasta el momento, a reducir sustancialmente las emisiones de la generación de electricidad, transporte y demás actividades de nuestra sociedad.

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