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La proyección de la [[AIE]] para los próximos 25 años plantea un escenario energético (escenario de referencia) que no es compatible con el [[desarrollo Sostenible|desarrollo sostenible]]:
* primero: no se resuelven les grandes desigualdades a nivel mundial y,
* segundo: se basa en los combustibles fósiles, de manera que el impacto ambiental del uso de la energía seguirá aumentando y, además, se seguirá consumiendo unos recursos finitos.
Un escenario alternativo planteado por la [[AIE]] (AIE 2004) considera que se adoptan medidas políticas
razonables (por ejemplo, tasas sobre las emisiones de dióxido de carbono, en relación con el [[Protocolo de
Kioto]]) para incentivar el desarrollo y la implantación de energías más sostenibles (básicamente [[Energías Renovables|energías renovables]] y [[energía Nuclear|energía nuclear) y medidas drásticas de mejora de la eficiencia energética a nivel de consumidor final, es decir, que permitan obtener la misma [[energía Útil|energía útil]] con menos [[energía Final|energía final]], así como emplear menos energía final para obtener el mismo beneficio (por ejemplo, un buen [[aislamiento Térmico|aislamiento térmico]]
permite disfrutar de la misma temperatura de confort en una vivienda con menor [[Sistemas de Generación de Calor|generación de calor]]).
Con esta hipótesis, el consumo de [[combustibles Fósiles|combustibles fósiles]] y las emisiones de [[Dióxido de Carbono|dióxido de carbono]]  se reducirían notablemente respecto al escenario de referencia. 
Sin embargo, para que el sistema energético fuese realmente sostenible, serían necesarias importantes mejoras tecnológicas que el escenario alternativo de la AIE no contempla (por ejemplo, almacenaje geológico del dióxido de carbono producido en centrales electrotérmicas, transición hacia una economía del hidrógeno, etc.).
El escenario alternativo tampoco representa ninguna mejora en lo referente al desarrollo de los países más pobres.
Lograr una aceleración del desarrollo de los países desfavorecidos requiere una intervención que
sobrepasa la capacidad de las fuerzas de mercado; además, muchos de los conflictos desatados en todo
el mundo responden a los intereses económicos de un capitalismo sin entrañas (véase, por ejemplo,
Segura 2004). En mi opinión, parece dudoso incluso que, sin una clara voluntad política, se pueda lograr
el nivel de desarrollo energético que prevé la proyección de la [[AIE]] para estos países (escenario de
referencia), y que se pueda dar acceso a energía de calidad a sus zonas rurales. Esta opinión se basa,
primero, en el hecho de que las proyecciones de la AIE parten de una suposición de crecimiento
económico y, como ya hemos visto, éste está ligado en las primeras etapas del desarrollo a la
disponibilidad de la [[energía]], y segundo, en que la disponibilidad de la energía requerirá, como apunta la
AIE, grandes inversiones de capital que está por ver si estos países conseguirán atraer.
Suponiendo que el capital afluya, de una u otra manera, no parece probable que el mercado libre, por sí
solo, vaya a mejorar la situación energética de las regiones rurales más pobres.
Tampoco parece muy creíble que los respectivos gobiernos lleguen a poseer las herramientas necesarias -además de la voluntad política- para hacerlo posible.
Aún parece más improbable que las condiciones para el escenario alternativo se puedan dar de manera
espontánea en los países menos desarrollados, puesto que se desplaza una inversión económica ya difícil
por parte de los productores y suministradores a una inversión, mucho más difícil de imaginar, por parte
de los consumidores.
==Artículos Relacionados==
* [[Una Puerta a la Esperanza. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[El Panorama. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[La Evolución del Consumo Energético. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[El Papel de la Energía en el Desarrollo. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[Energía y Sostenibilidad. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[El Papel de la Energía Eléctrica. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[Conclusiones. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]
* [[Referencias y Enlaces de Interés. Análisis de las Perspectivas Energéticas Mundiales para el Próximo Cuarto de Siglo]]

Revisión actual del 17:53 27 nov 2009


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La proyección de la AIE para los próximos 25 años plantea un escenario energético (escenario de referencia) que no es compatible con el desarrollo sostenible:

  • primero: no se resuelven les grandes desigualdades a nivel mundial y,
  • segundo: se basa en los combustibles fósiles, de manera que el impacto ambiental del uso de la energía seguirá aumentando y, además, se seguirá consumiendo unos recursos finitos.

Un escenario alternativo planteado por la AIE (AIE 2004) considera que se adoptan medidas políticas razonables (por ejemplo, tasas sobre las emisiones de dióxido de carbono, en relación con el [[Protocolo de Kioto]]) para incentivar el desarrollo y la implantación de energías más sostenibles (básicamente energías renovables y [[energía Nuclear|energía nuclear) y medidas drásticas de mejora de la eficiencia energética a nivel de consumidor final, es decir, que permitan obtener la misma energía útil con menos energía final, así como emplear menos energía final para obtener el mismo beneficio (por ejemplo, un buen aislamiento térmico permite disfrutar de la misma temperatura de confort en una vivienda con menor generación de calor).

Con esta hipótesis, el consumo de combustibles fósiles y las emisiones de dióxido de carbono se reducirían notablemente respecto al escenario de referencia.

Sin embargo, para que el sistema energético fuese realmente sostenible, serían necesarias importantes mejoras tecnológicas que el escenario alternativo de la AIE no contempla (por ejemplo, almacenaje geológico del dióxido de carbono producido en centrales electrotérmicas, transición hacia una economía del hidrógeno, etc.).

El escenario alternativo tampoco representa ninguna mejora en lo referente al desarrollo de los países más pobres.

Lograr una aceleración del desarrollo de los países desfavorecidos requiere una intervención que sobrepasa la capacidad de las fuerzas de mercado; además, muchos de los conflictos desatados en todo el mundo responden a los intereses económicos de un capitalismo sin entrañas (véase, por ejemplo, Segura 2004). En mi opinión, parece dudoso incluso que, sin una clara voluntad política, se pueda lograr el nivel de desarrollo energético que prevé la proyección de la AIE para estos países (escenario de referencia), y que se pueda dar acceso a energía de calidad a sus zonas rurales. Esta opinión se basa, primero, en el hecho de que las proyecciones de la AIE parten de una suposición de crecimiento económico y, como ya hemos visto, éste está ligado en las primeras etapas del desarrollo a la disponibilidad de la energía, y segundo, en que la disponibilidad de la energía requerirá, como apunta la AIE, grandes inversiones de capital que está por ver si estos países conseguirán atraer.

Suponiendo que el capital afluya, de una u otra manera, no parece probable que el mercado libre, por sí solo, vaya a mejorar la situación energética de las regiones rurales más pobres.

Tampoco parece muy creíble que los respectivos gobiernos lleguen a poseer las herramientas necesarias -además de la voluntad política- para hacerlo posible.

Aún parece más improbable que las condiciones para el escenario alternativo se puedan dar de manera espontánea en los países menos desarrollados, puesto que se desplaza una inversión económica ya difícil por parte de los productores y suministradores a una inversión, mucho más difícil de imaginar, por parte de los consumidores.

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