Las Iniciativas de Calidad en Perspectiva. Búsqueda de la Calidad en Acción Humanitaria

De Construmatica

Revisión del 16:39 30 jul 2009 de imported>Monylit (Protegió «Las Iniciativas de Calidad en Perspectiva. Búsqueda de la Calidad en Acción Humanitaria» ([edit=sysop] (indefinido) [move=sysop] (indefinido)))
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)


Logo isf 1.gif Nota: Este artículo ha sido creado gracias a la Ingenieros Sin Fronteras en el marco del Programa de Afiliados de la Construpedia. El contenido está disponible en el sitio web de Ingeniería Sin Fronteras
¡Atención! Esté artículo está sujeto a Derecho de Autor.


Aspectos Básicos del Trabajo Humanitario

La mala conciencia a veces es motor de creatividad y de búsqueda de soluciones.

A estas alturas, es evidente que el impacto del genocidio de Ruanda en 1994 y de la labor humanitaria en el postgenocidio a lo largo de los años siguientes está en la base de la mayor parte de propuestas de calidad y mejora, así como de profesionalidad y de uso de medios tecnológicos sofisticados en el campo humanitario.

La falta de respuesta en los primeros meses de la crisis y el exceso, agravado por la falta de criterios y de coordinación, en los siguientes, pusieron de manifiesto una crisis que afectaba a tres aspectos básicos del trabajo humanitario:

  1. Los principios y valores que guían su acción,
  2. El marco jurídico en el que se desenvuelve y
  3. Los criterios técnicos y profesionales por los que se rige su trabajo.

A estas tres dimensiones, y muy especialmente a la tercera, han tratado de dar respuesta todas estas iniciativas. Pero es preciso enfatizar, y lo haremos en otras partes del artículo, la interacción entre las tres. Es decir, no centrarse exclusivamente en los aspectos técnicos , olvidando que eso debe ser coherente con una visión de los seres humanos y de los valores humanitarios; de no hacerlo así, la acción sería meramente tecnocrática. Pero sin olvidar la importancia del componente técnico, relegándolo a un segundo plano; de actuar así seríamos buenos moralistas, pero las necesidades básicas que queremos satisfacer, o los derechos que queremos ayudar a cumplir, seguirían sin respuesta.

Por tanto, un equilibrio entre los tres componentes parece fundamental.

En este sentido, el Código de Conducta de la Cruz Roja y las ONG para respuesta a los desastres (el nombre oficial fue el de: Código de conducta relativo al socorro en casos de desastre para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las Organizaciones No Gubernamentales http://www.icrc.org/Web/spa/sitespa0.nsf/iwpList187/924D336CE96ACF4E03256F1500653FF1) aprobado en 1995, supuso un primer intento de posición común entre los actores no gubernamentales por definir y aclarar ciertos principios éticos y valores comunes del trabajo humanitario. En esa medida, resulta un esfuerzo destacable, máxime en unos momentos en los que la manipulación, la politización o el doble rasero ponían en cuestión las ideas de imparcialidad, independencia o universalidad.

Sin embargo, como suele suceder con los productos fruto del consenso, el código ha sido víctima de sí mismo. Nadie se opone a él abiertamente, pero nadie lo apoya apasionadamente. Algunas organizaciones firmantes no informan a sus expatriados de lo que supone institucionalmente esa firma y otras lo hacen relativizando su aplicación real. Por último, el hecho de que algunos puntos relacionados con la independencia de las organizaciones humanitarias o el respeto a la cultura local sean interpretables en sentidos contrapuestos, o el que no haya referencias claras a la dimensión testimonial del quehacer humanitario, o los límites de la neutralidad, han hecho que el impacto real del código haya sido menor del esperado. Aún así, el hecho de que se reafirmaran algunos valores humanitarios clásicos como la imparcialidad o la vocación universalista, al tiempo que se proponían otros como la rendición de cuentas, el respeto a la imagen de las víctimas, o la necesaria vinculación con las soluciones de largo plazo y la lucha contra la vulnerabilidad de base, dan a nuestro juicio un balance netamente positivo a esta iniciativa.

Pero tan importante como esa explicitación del marco ético del humanitarismo fue el reconocimiento de que, por si solo, no resuelve los problemas ni aporta soluciones al sufrimiento humano, de modo que debía complementarse con otros instrumentos. Por ello, el que muchas de las organizaciones firmantes del código, y algunas otras instituciones, emprendieran unos meses más tarde debates y discusiones, que se plasmaron en el Proyecto Esfera, es buena muestra de esa vitalidad y capacidad autocrítica a la que hacíamos referencia.

Artículos Relacionados