Panorama de la Oferta y la Demanda de Energía. Escenario Energético de UE

De Construmatica


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La Demanda Energética y los Combustibles Fósiles

En un escenario continuista, el aprovisionamiento mundial de energía en los próximos 30 años se basará en los combustibles fósiles.

Así pues, la demanda de energía crecerá un 1,7% anual hasta el 2030, lo que al final del periodo representa un incremento del 66% con relación al 2000 (de 9 GTPE a 15 GTPE1); los combustibles fósiles representan el 90% del incremento de la demanda. Entre estos, el gas natural experimentará el crecimiento más rápido, pero el petróleo seguirá siendo la principal fuente de energía en el mundo al final del periodo considerado.

La demanda de petróleo debería pasar de los 89 mbpd (millones de barriles por día) del año 2000 a los 120 mbpd en el 2030.

El carbón crecerá al 1,4% anual y al final del periodo significará el 25% del cómputo global de energía.

Las energías renovables y la nuclear van a crecer menos en este escenario continuista pues, si se cumplen las previsiones, la nuclear puede ver reducida al 5% su contribución al suministro mundial frente al 7% actual, mientras que las renovables, a pesar del aumento en términos absolutos, mantendrán estable su actual 5%.

Este reparto se explica por el aumento en la demanda de energía, que no parece tener fin debido al aumento de la población, al papel fundamental que la energía tiene en el desarrollo y calidad de vida, y a condicionamientos de nuestro modelo de desarrollo económico, basado en el uso creciente de combustibles fósiles tanto para la producción de electricidad como para las necesidades de movilidad.

Por ejemplo se estima que el consumo de electricidad hasta el 2030 crecerá a un ritmo del 2,4% anual a nivel mundial (OECD 1,5%, países en transición 2,0% y países en desarrollo 4,1%), manteniéndose una relación lineal entre consumo de electricidad y crecimiento del PIB.

Igualmente el consumo en el sector del transporte, tanto de pasajeros como de mercancías, será una de las causas de este crecimiento, sobre todo en lo que se refiere al transporte por carretera, que depende en un 90% del consumo de productos petrolíferos.

En la Unión Europea (UE) el transporte de mercancías por ferrocarril (más ahorrador de energía y menos dependiente del petróleo) ha perdido parte de mercado de un modo dramático desde los años 70 en beneficio del transporte por carretera, pasando del 21% de entonces al 8% actual (por ejemplo, en Estados Unidos el ferrocarril cubre el 40%). Esto ocasiona problemas de seguridad de suministro y dependencia de la volatilidad de los precios del petróleo, así como un incremento importante de los costes de congestión, estimados en el 1% del PIB de la UE.

El Crecimiento de Consumo Energético y el Incremento de Emisiones de CO2

Los países en desarrollo (especialmente China e India), con un consumo de energía per cápita bastante más reducido que los países industrializados (cuando tienen acceso a ella, pues no hay que olvidar que, según cifras de la ONU, hay 1.600 millones de personas sin acceso a la electricidad), reclaman la parte del león de los recursos en un futuro previsible. En 2030 China consumirá el 20% de toda la energía del mundo y al final del periodo el consumo de energía en estos países será ya superior al de los países de la OCDE.

Este aumento en la producción y uso de energía tendrá como consecuencia el incremento de las emisiones globales de CO2, que crecerán a razón del 1,8% anual. Según la AIE, las emisiones originadas por esta causa serán un 60% superior a las actuales en los próximos 25 años.

Por sectores económicos, la producción de energía eléctrica será la responsable de la mitad de este aumento de emisiones; el sector del transporte será responsable de una cuarta parte, mientras que el resto hay que atribuirlo a la industria y al sector domestico.

A nivel mundial, la producción de electricidad se volverá más dependiente de los combustibles fósiles.

Las tres cuartas partes de las emisiones de CO2 tendrán lugar en los países en desarrollo, cuyas plantas de carbón serán las causantes de más de la mitad del aumento global de CO2 en las próximas tres décadas.

La segunda mayor fuente de emisiones de CO2 será el aumento de la propiedad de vehículos y el transporte de mercancías por carretera, fenómenos particularmente importantes en Asia.

Pero estas tendencias no deben hacer olvidar que 22 países emiten el 80% de las emisiones mundiales de CO2, con Estados Unidos, responsable del 23,5% del total, a la cabeza.

En los ámbitos científicos, existe consenso en torno a que el aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera consecuencia de la acción humana es una de las causas principales del cambio climático.

Y mientras estas concentraciones de CO2 son un hecho, hay un derroche de energía a nivel mundial.

Por ejemplo solamente en el ámbito de la UE-15 hay una eficiencia energética potencial importante en los tres sectores mencionados anteriormente:

  • 17% en la industria,
  • 14% en el transporte y
  • 22% en el sector doméstico y terciario.


En resumen:

El aprovisionamiento energético muestra una tendencia insostenible debido a una demanda de energía que parece incontrolada.

Nuestro modelo de desarrollo económico en un contexto de globalización comporta una demanda de energía tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo que se traduce en un mayor uso de combustibles fósiles y emisiones causantes del efecto invernadero así como en daños irreversibles y duraderos en el medio ambiente derivados.

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