El Rol de la Biomasa como Fuente de Energía

De Construmatica


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Escenario Global

No es objetivo de este capítulo analizar los escenarios del consumo energético y el papel de la biomasa en estos escenarios (IEA, 2002).

Sin embargo, es importante estudiar la situación actual y las previsiones de futuro.

Diversos estudios de ámbito global indican que el uso de la biomasa crecerá en el futuro. Se estima, no obstante, que el porcentaje respecto al consumo total de energía se mantendrá constante en torno al 11%, variando según las regiones.

En África, por ejemplo, se estima que el aumento será proporcional al de la población, manteniendo o incrementando el porcentaje sobre el total; pero si se consideran los continentes en vías de desarrollo en su conjunto (África, Asia y Latinoamérica), se espera que el porcentaje de la energía procedente de la biomasa disminuya, aun cuando la cantidad total consumida aumente (IEA, 2002 y ESDG-UNDP, 2001).

El porcentaje de población que depende del suministro energético de la biomasa en el mundo crecerá en el futuro, según las previsiones.

Se espera que el número de personas que dependen de la biomasa para cocinar y calentarse llegue a ser de 2.640 millones en 2030 (IEA, 2002).

Este escenario predice un decremento en Latinoamérica y algunos países asiáticos, pero un notable aumento en el sur de Asia y, sobre todo, en África. Estos escenarios prevén que se implantarán métodos mucho más eficientes de producción energética en Latinoamérica, pero que en África y en Asia seguirán prevaleciendo los métodos tradicionales de baja eficiencia (ESDG-UNDP, 2001).

Países en Vías de Desarrollo

Actualmente y según datos de la International Energy Agency (IEA, 998), la biomasa es la principal fuente energética para 2.400 millones de personas y suple cerca del 40% de la demanda energética de los PVD.

De alguna manera, es la energía de los pobres. Esto es especialmente cierto cuando se trata del uso energético tradicional de la biomasa, que guarda una cierta correlación con los niveles de pobreza (IEA, 2000) (Tabla 2).

Tabla 2. Consumo de biomasa en algunos países de África

FWD, 1992, citado en Karekezi y Ranja, 1997 y ITDG, 2002.

País Burundi Etiopía Kenia Somalia Sudán Uganda
Consumo de biomasa (% sobre el total de energía consumida) 94 86 70 87 84 95
Consumo doméstico (% sobre el total de energía de la biomasa) 78,5 97 93 92 90 78

Cuando el principal combustible doméstico es la biomasa, las estrategias de abastecimiento son inseparables de las de gestión de la tierra (ESDG-UNDP, 2001).

En consecuencia, dependen de circunstancias políticas y socioeconómicas como la propiedad de la tierra y de los bosques, los mercados de tierra y trabajo, las normas que regulan la propiedad y el uso de la tierra y las reglas sobre la herencia.

Incluso en el ámbito de la comunidad, el acceso a las fuentes de biomasa (y a los servicios energéticos) no viene exclusivamente determinada por factores técnicos y económicos, sino que las relaciones de género, étnicas y de clase pueden jugar un papel importante.

Consecuencias del Uso Tradicional de la Biomasa

El uso tradicional de la biomasa está normalmente asociado a precariedad del abastecimiento energético, pero, además, tiene consecuencias sociales y ambientales que pueden considerarse negativas. (Karakezi et al., 2004; ESDG-UNDP, 2001; ITDG, 2002a e ITDG, 2001).

Sociales y de Género:

El mayor impacto en los cambios en los patrones de uso tradicional de la biomasa lo sufren las mujeres y los niños, que son quienes dedican más esfuerzo y tiempo a la obtención. Cuando los recursos escasean, esta mayor dedicación repercute en una menor dedicación al cultivo o preparación de alimentos, con lo que su calidad disminuye.

Medioambientales:

Normalmente se asocia el uso tradicional de la biomasa con la deforestación.

No obstante, aunque sus consumidores tradicionales sufren directamente sus efectos, las principales causas de la deforestación son la limpieza de la tierra para su uso agrícola y el empleo de la madera para la construcción o para producir carbón vegetal. Este último uso tiene un especial impacto en las zonas periurbanas de aquellos núcleos de población donde el principal combustible doméstico es el carbón vegetal. Por otro lado, cabe remarcar que la substitución de zonas naturales por tierras de cultivo puede ser compensado por los consumidores de biomasa si reemplazan la madera por residuos agrícolas y/o ganaderos.

De todas formas, la deforestación tendrá un gran impacto sobre la biodiversidad.

La propiedad y uso comunitario de los bosques suele encontrarse con el problema de que, con frecuencia, nadie se hace responsable de la deforestación. La degradación de los recursos es entonces no sólo una cuestión física, sino también social. Una manera de subsanar este tipo de degradación es que la comunidad ejerza control sobre sus recursos forestales.

La combustión ineficiente de madera para uso doméstico también tiene un impacto ambiental. Por un lado aumenta la presión sobre las fuentes energéticas y por otro lado genera gases contaminantes. Lo mismo ocurre con la producción tradicional de carbón vegetal. En ambos casos, la mejora de los sistemas tradicionales repercute en un menor impacto.

Sanitarias:

Debido a las altas concentraciones de contaminación en el aire de recintos cerrados por combustión deficiente, un gran número de personas en las áreas rurales de los países en vías de desarrollo sufren enfermedades respiratorias, cáncer o trastornos del embarazo. Esto afecta principalmente a las mujeres y sus hijos menores que pasan muchas horas en la cocina.

Las emisiones de la combustión de biomasa son la principal causa de morbilidad y mortalidad en niños menores de cinco años. Estas secuelas son aún mayores en personas mal nutridas. Mejorar la combustión en los utensilios utilizados para cocinar puede representar una gran mejora para la salud en estos países.

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