Amenazas Geológicas por Inestabilidades del Terreno

De Construmatica

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Los Desprendimientos y los Deslizamientos son desplazamientos de masas de material de la corteza terrestre bajo la acción de la fuerza de la gravedad. Estas Inestabilidades del Terreno pueden ser de grandes dimensiones o involucrar volúmenes menores de materiales. Las inestabilidades del terreno pueden activarse por causas naturales, como las meteorológicas, los terremotos y las erupciones volcánicas, o bien pueden darse como consecuencia de la actividad humana: explotación minera de recursos, apertura de taludes para la construcción de carreteras, deforestación, etc. En muchas ocasiones las causas desencadenantes de las inestabilidades del terreno se deben buscar en una combinación de factores naturales y antrópicos.

Lahar en la vertiente de un volcán de El Salvador.

Aparte de las inestabilidades gravitatorias propiamente dichas, existen otro tipo de inestabilidades: las subsidencias y los aludes.

  • Subsidencia: es el asentamiento de una zona normalmente llana que experimenta un descenso lento y progresivo del terreno sin que se produzca un movimiento horizontal. Cuando la deformación y el hundimiento son localizados y de dimensiones reducidas hablamos de un asentamiento, y si se da de manera muy rápida, de colapso. Los hundimientos pueden tener causas naturales (presencia de discontinuidades, disolución, oxidación, compactación, desecación, etc.) o por acciones antrópicas (extracción de recursos geológicos, humidificación excesiva de las arcillas, aumento de la carga, etc.). Suelen darse en materiales solubles en agua (calcáreas, yesos y sales) que se disuelven y pierden parte de su volumen (proceso de karstificación).
  • Aludes: se producen cuando una gran masa de nieve acumulada en una pendiente muy acusada se sobrecarga por nevadas posteriores o por cambios de temperatura que provocan unas discontinuidades en la estructura interna de la masa de nieve que generan su hundimiento. Los aludes pueden ser de tres tipos: de nieve reciente, de placa, de fusión.

Factores Motores de las Inestabilidades

Los factores condicionantes son todos aquellos elementos propios del medio, y los desencadenantes, los que provocan variaciones en las condiciones de estabilidad y pueden romper el equilibrio de la masa de terreno.

  • Factores Condicionantes
    • El tipo de material. Hay determinados tipos de rocas o suelos que tienen mayor o menor resistencia a estar involucrados en movimientos. Algunos ejemplos: la disolución de las rocas a causa de la circulación de agua a través de las grietas puede favorecer su disolución y la creación de vacíos cada vez más grandes que contribuirán a su colapso, ya que la capacidad de la roca para soportar el material que tiene encima va disminuyendo, la presencia de arcillas expansivas, la relación de los tamaños de grano de las partículas (limo-arcilla), la solubilidad de algunas rocas, como los yesos, las sales o las calizas.
    • Presencia de agua, que favorece el corrimiento de los terrenos saturados de agua. La adición de agua en el terreno puede favorecer su compactación y la formación de subsidencias.
    • Presencia de discontinuidades estructurales o estratigráficas (fallas, pliegues, diáclasas, planos de estratificación, esquistosidades), favorecen los movimientos traslacionales en algunos casos y, en otros, el asentamiento del terreno a lo largo de líneas de falla, dando lugar a procesos lentos de subsidencia.
    • Pendiente del terreno. El grado de pendiente, la orientación, la rugosidad y la presencia de vegetación determinarán la estabilidad de una vertiente. Los terrenos más pronunciados tienen mayor propensión a sufrir diferentes tipos de inestabilidades.
Deslizamiento rotacional generado en un talud en el que no se han tenido en cuenta los factores que aseguren su estabilidad (altura del talud y cohesión de los materiales).
  • Factores Desencadenantes
    • Meteorológicos. Las lluvias intensas pueden generar movimientos de taludes o de vertientes críticas o inestables. La relación de nieve, temperatura, viento, precipitaciones, radiación y humedad, la formación de aludes.
    • Seísmos. Pequeños terremotos pueden ser la punta de lanza para que la estabilidad de una vertiente se rompe o para que se de un proceso súbito de subsidencia a lo largo de las líneas de falla.
    • Deforestación. La ausencia de una capa vegetal deja al terreno desprotegido y expuesto a los agentes erosivos y a la posibilidad de desprenderse.
    • Excavaciones al pie de vertiente o talud. Se pueden producir por fuerzas naturales, como la acción de las olas en los acantilados, o por causas antrópicas, como la destrucción de los depósitos situados a pie de monte.
    • Actividad minera. La extracción de recursos geológicos del subsuelo puede comportar la creación de grandes cavidades que generen el colapso de los materiales situados encima.
    • Explotación de fluidos. La extracción excesiva de fluidos atrapados en la roca (agua, petróleo o gas) puede crear un desequilibrio en la superficie del terreno, ya que estos actúan como un elemento de apoyo del terreno.


En 1998 el huracán Mitch pasó por la región centroamericana dejando un gran rastro de destrucción, con 25.000 víctimas mortales y una incalculable cifra de pérdidas. Las consecuencias del huracán se vieron agravadas por la intensa deforestación de las vertientes de las montañas y la ocupación desordenada y precaria de la población. Estas circunstancias dieron lugar a un gran número de corrimientos que sepultaron a muchas casas e infraestructuras. Destaca entre estos hechos el ocurrido en Tegucigalpa, capital de Honduras, donde un desprendimiento de terrenos destruyó el barrio de Berrinche y creó un presa en el río Choluteca, con la consiguiente inundación de las partes más bajas de la ciudad..

Clasificación de las Inestabilidades Gravitatorias


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Peligro por Inestabilidades del Terreno

Casas afectadas por un corrimiento de tierras en la Colonia Santa Lucia de Ilopango, San Salvador, El Salvador

Se considera que la evolución de una inestabilidad gravitatoria puede ser peligrosa y convertirse en un riesgo si afecta de manera negativa a los seres humanos, sus bienes o su actividad.

Las amenazas que pueden ir asociadas a los desprendimientos de terreno suelen darse por la caída de material encima de las personas o sus bienes, o bien, en el caso de las subsidencias, por el hundimiento de los terrenos donde se emplazan edificaciones u otras infraestructuras, con la consiguiente destrucción de edificios, alteración de carreteras, modificación de los sistemas de drenaje, entre otras afectaciones. A más largo plazo, otras consecuencias pueden ser el progresivo hundimiento de llanuras costeras (como los deltas) con la pérdida de tierras de cultivo, un aumento de la susceptibilidad ante las inundaciones y la erosión por parte de las olas sobre la costa.

Predicción del Peligro por Inestabilidad del Terreno

Es difícil predecir cuándo se producirá un desprendimiento de rocas o un corrimiento de tierras, y más aún si se producen movimientos de vertiente por reptación, que se dan durante largos períodos de tiempo y cuyos efectos se ven solo a largo plazo en la pérdida de verticalidad de las estructuras (casas, torres, postes de luz, etc.). Otros movimientos de roca o suelo son muy veloces, sobre todo los relacionados con los desprendimientos (caída de bloques de roca). Las inestabilidades constituyen normalmente procesos temporales y espacialmente puntuales y, por lo tanto, no se puede definir una periodicidad o período de recurrencia, de tal modo que la capacidad de establecer el peligro que representa este tipo de amenaza es poca.

El peligro que suponen las amenazas por inestabilidades gravitatorias del terreno se trabaja principalmente a partir del concepto de susceptibilidad. Se entiende por susceptibilidad la posibilidad que tiene una vertiente de sufrir un corrimiento o desprenderse. Existen diferentes métodos semicuantitativos que definen la susceptibilidad de un terreno, todos ellos basados en la combinación y ponderación de los factores condicionantes y desencadenantes. Todos estos factores se trabajan a través de los llamados mapas de susceptibilidades.

Medidas Preventivas

Estructuras de contención de las explotaciones de Tierra Blanca, El Salvador.
  • Medidas Estructurales
    • Modificaciones de la geometría actual de las vertientes para conseguir su estabilización y reducir las fuerzas que favorecen el movimiento. Algunas de estas modificaciones son: rebajar la pendiente, retirar la masa inestable y el material caído, construir terrazas, recargar el pie, etc.
    • Drenajes. Se considera que el principal factor desencadenante de los corrimientos es el agua, tanto superficial como subterráneas. La construcción de buenos sistemas de drenaje pretende controlar el movimiento del agua superficial y la cantidad de agua infiltrada, y reducir la presión intersticial del suelo. Algunas actuaciones en este campo son: las vías de desagüe, la selladura de grietas, la revegetación, el bombeo de agua, las pantallas de drenado, etc.
    • Estructuras de contención. Obras destinadas a mantener la estabilidad de los taludes mediante el sostenimiento del material inestable. Hay dos grandes tipos de estructuras de contención: las rígidas y las flexibles (muros, gaviones, muros vegetales, pilotes, escolleras, anclajes, etc.).
    • Mejoras de la resistencia del terreno. Acciones dirigidas a conseguir una mejor compactación del terreno: inyecciones, cosidos, tratamientos térmicos, anclajes, cimentaciones, etc.
    • Actuaciones para la conservación de suelos. Acciones destinadas a reducir la pérdida de suelo: revegetación, barreras vivas, diques verdes, técnicas agrícolas, etc.
    • Aplicación del factor de seguridad en el diseño de infraestructuras y en la planificación de las obras.
  • Medidas no Estructurales
    • Análisis histórico y de los antecedentes de una zona susceptible de sufrir inestabilidades.
    • Estudio de los antecedentes sísmicos.
    • Análisis de las condiciones climáticas de la zona susceptible de sufrir inestabilidades: épocas de hielo-deshielo, estacionalidad de las lluvias y de la nieve, intensidad de las precipitaciones, condiciones para la saturación del suelo.
    • Elaboración de mapas de susceptibilidad por inestabilidades que recojan información de todos los puntos que puedan ser susceptibles de originar movimientos de vertiente, en función de la litología, elementos estructurales (fallas, pliegues, diáclasas), presencia de agua, propiedades hidrogeológicas de los materiales, características del drenaje superficial y subterráneo, pendiente del terreno, morfología del relieve, tipo y espesor del suelo, cobertura vegetal, etc.
    • Evaluación del posible volumen de material susceptible de romperse y sufrir corrimientos. Mecanismos de ruptura del área afectada.
    • Informar al público del riesgo por inestabilidades del que pueden verse afectados y de sus consecuencias.
Técnicos evaluando el estado del material de una colada de roca en las vertientes del volcán de San Miguel. El Salvador.

En ocasiones las inestabilidades del terreno se suelen dar como Peligros Inducidos como consecuencia de la actividad poco respetuosa del hombre sobre el medio: la tala o quema de bosques desprotege el suelo y acelera los procesos de erosión y de movimiento del terreno, las excavaciones de las vertientes a fin de conseguir recursos mineros o de acondicionar los espacios para la ubicación de infraestructuras desequilibran las pendientes y pueden ocasionar caídas de material. En el caso de las subsidencias, suelen darse de manera natural en los relieves kársticos, donde generan grandes depresiones, cuevas y agujeros. A veces, estos vacíos han sido utilizados como vertederos, hecho que tiene unos efectos devastadores para el medio ambiente, pues en estos lugares la filtración de las aguas residuales es difusa y no controlada y puede afectar a las aguas subterráneas.

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